La Navidad en música

Bach siempre bach

Cada nochebuena me emociono al escuchar la obertura del Oratorio de Navidad de Bach. No quiero que os lo perdáis. 


Nochebuena y Navidad 2010. Mi cuento de Navidad

Casting de animales

En las celebraciones de navidad de este año he contado este cuento, que os ofrezco como regalo de Navidad. Es una antigua narración que nos cuenta por qué en el portal de Belén hay una mula y un buey, en vez de otros animales.

En la noche de nochebuena Dios encargó a dos ángeles que buscaran entre todos los animales del bosque aquellos que podían estar junto a Jesús en el portal. Cuando María y José estaban de camino de Nazaret a Belén, los ángeles convocaron una asamblea de animales. Y pidieron que uno a uno pasaran delante de ellos y explicaran cuál era su cualidad y que podían aportar al niño Jesús. 

El primero en pasar, como era de esperar, por este casting de animales para el portal de Belén, fue el rey de los animales: el león. Rugiendo exclamó:

-yo soy un animal fiero y poderoso. Me pondré a la entrada del portal y ningún peligro amenazará al niño. Alejaré a cualquiera que venga con malas intenciones.

Los ángeles se miraron y dijeron: no está mal, pero demasiada agresividad para quien trae la paz de parte de Dios. Que pase el siguiente.

El segundo en presentarse fue el zorro. Y exclamó:

-yo soy el más astuto de los animales. Con mi habilidad podré ir a las granjas de alrededor y traer para el niño miel, y para su madre queso y leche. También podré sustraer de esas casas almendras y hasta algo de chocolate.

Los ángeles se miraron y dijeron: no está mal, pero resulta un poco inmoral apropiarse de lo ajeno y traerlo al portal. Que pase el siguiente.

El tercero en presentarse fue el pavo real. Extendiendo su plumaje dijo:

-yo tengo la capacidad de transformar un establo en un palacio. Con mi presencia pongo belleza allí donde voy. 

Los ángeles se miraron y dijeron: no está mal, pero demasiado afán de protagonismo y llamar la atención. Si lo dejamos atraerá todas las miradas hacia sí. Y lo que importa del portal es que miren al niño. 

Y así fueron pasando animales y ninguno satisfacía a los ángeles. Cansados después de escuchar a todos sus propuestas, se dieron cuenta que en el prado de al lado una mula y un buey pastaban pacíficamente. Los ángeles les dijeron: ¿y vosotros? ¿no tenéis nada que ofrecer? La mula respondió

-Nosotros no tenemos grandes cualidades. Lo nuestro es mi humildad de mula y la paciencia de éste, dijo señalando al buey. Y si nos salimos del prado recibiremos algunos palos.

-Lo único que podríamos hacer, dijo el buey, es espantar las moscas con el rabo para que no molesten al niño.

-Y con nuestra presencia darle un poco de calor, dijo la mula.

Y los ángeles se miraron contentos. Al fin habían encontrado los animales que podían estar en el portal. Había sido largo y cansado, pero al final, les parecía que nada mejor que la humildad, la paciencia, y el calor para estar en el portal. Y desde entonces hasta hoy una mula y un buey nunca han dejado de estar presentes en el portal.

Los cuentos no hay que explicarlos, pero sí quiero decir una palabra de comentario. Lo importante en la vida no es tener grandes cualidades, sino poner nuestras cualidades pequeñas en el sitio adecuado. No importa que no seamos poderosos y vigoroso, que nuestra inteligencia sea limitada, que no llame la atención nuestro físico. Lo importante es aprovechar bien nuestras cualidades, aunque nos parezcan pequeñas y poco llamativas. La navidad nos recuerda que Jesús viene acoger sobre todo a los humildes y los mansos. Que esta navidad nos de fuerzas para seguir sacando lo mejor de nosotros mismos. Feliz Navidad.




4º Domingo de Adviento. Ciclo A. 19 de diciembre de 2010. HoLmilía

Las cosas no son lo que parecen
Los sucesos en torno a la navidad de Jesús son bastante extraños, tal y como los cuentan en el evangelio. Lo que cuentan en el evangelio de este domingo también. José, prometido de María, se entera que está embarazada. Pudiendo romper su compromiso con esta mujer, la acoge en su casa después de recibir el mensaje de un ángel en un sueño.

Me parece que nuestro mundo está muy necesitado de actitudes como las de José. No rompe por lo sano al primer momento y dejándose llevar por la primera impresión. José alberga la posibilidad que las cosas no siempre son lo que parecen. José acoge a María. Su acogida es una ejemplo de humanidad y humanitarismo. De tolerancia y apertura al misterio de la otra persona. Lo dicho, en un mundo en ocasiones tan deshumanizado el gesto de José es un estandarte de apertura a lo diferente, a lo que cambia y rompe nuestros cálculos. Es el reconocimiento que cada ser humano es un misterio a respetar. Bendito reconocimiento en un mundo en el que a menudo se rompe el misterio del otro con imposiciones dogmáticas.

En José aprendemos que Dios rompe el círculo de nuestras pequeñas convenciones, convicciones y prejuicios. Que recibir a Jesús es traspasar el ámbito de lo demasiado conocido, de las costumbres hechas. Dios viene en lo nuevo y lo inesperado.

ENTRE LOBOS

La reconciliación con la naturaleza

He estado viendo la película "Entre lobos". Me ha gustado. Repasa un viejo tema: el del ser humano reconciliado de la naturaleza. El mismo que inspiró a Kipling en "El libro de la selva". Un niño entregado por su padre a un cabrero que vive solo en el monte. El muchacho tiene que acostumbrarse a sobrevivir en la dureza de la naturaleza cuando fallece el pastor de cabras. De él había aprendido que era mejor pactar con la naturaleza que agredirla. Por eso el viejo pastor mantenía a los lobos bajo control gracias a suministrarles alimento. El muchacho simpatiza con una cría de lobo con la que llegará a entenderse. Sobrecogen las escenas en las que el jovencito, incapaz de hacer funcionar las trampas para cazar, sufre un hambre de días. El lobezno percibiendo su necesidad acerca a su joven amigo unas porciones de carne.

La película, basada en una historia real de los años 50, y cuyo protagonista vive actualmente en Galicia, está filmada en Sierra Morena. Lza calidad en la fotografía y en las tomas permite disfrutar del paisaje. Todo ello es resaltado por una música compuesta para la película y que penetra en el espectador.

Ojalá que la película nos ayude a ser más respetuosos con nuestro entorno natural sin caer en la sacralización y divinización de la naturaleza. Algunos dirán críticamente que la película tiene un aire de irrealismo romántico y que parece acentuar la condición animal del ser humano. No lo creo. Es una llamada a respetar la creación. Y me parece que la experiencia nos dice que quien respeta a los animales suele respetar también a los humanos. Y quien es cruel con los animales, lo acaba siendo con los seres humanos.

Una buena muestra de la calidad que puede alcanzar el cine español cuando recurre a historias nuevas y humanas, en vez de acudir a los temas de siempre, afrontados además repetitivamente (la guerra civil, la posguerra, el nihilismo reinante aumentado con mucho sexo y diálogos llenos de tacos). Recomendable de ser vista

3º Domingo de Adviento. Ciclo A . 12 de diciembre de 2010

No conformarse con lo que hay
Todos sabemos como nos podemos sentir cuando apostamos todo a una carta y las cosas no salen como esperábamos. Hay padres que han volcado todas sus energías en la educación de los hijos, pero...los hijos no han caminado como sus padres esperaban. Hay veces que nos hemos esforzado mucho por conseguir y algo y una vez conseguido no tenía el resultado que prometía. Hay momentos en la vida que nos entregamos a una empresa, pero no nos produce los beneficios que pensabamos.

Por eso podemos entender a Juan Bautista tal y como se presenta en el evangelio de este domingo. Juan había puesto toda su confianza y su energía en Dios y su reino. Había sido tan consecuente que era una muchedumbre la que acudía a escucharle. Había tenido el valor para confesar a Dios delante de los poderosos y su compromiso le había supuesto la prisión. Y en prisión parece preguntarse si su esfuerzo ha dado resultado. Por eso manda a sus discípulos a preguntar a Jesús, si con él llegaba el Reino de Dios. Juan inquiere con la inquietud y la impaciencia de quien ha comprometido toda su vida en una empresa de la que espera ver resultados.

A la pregunta sobre la llegada de la salvación Jesús no responde con la rotundidez de la teoría. No responde de modo absoluto. Remite a los hechos. La llegada del Reino de Dios no tiene lugar con ruido de trompetas y tambores. Tampoco suenan sirenas que lo anuncien. El Reino de Dios irrumpe sin armar mucho ruido, pero provocando vida. Jesús recorre los signos de ese Reino: curación de la ceguera, de la invalidez, de la sordera de la lepra. Resurrección de los muertos y los pobres recobran la esperanza.

Jesús alude a los signos que realizará en su vida, pero también a dimensiones de la existencia. Podemos ver y ser ciegos para el dolor de los que nos rodean, para los signos de esperanza. Podemos ser ágiles de movimiento y sentirnos paralizados a la hora de comprometer nuestra vida, de salir al paso de la reconciliación. 

Jesús viene a curarnos pero esa sanación la reciben los que esperan. Los que no han dado todo por perdido. Los que no han clausurado las posibilidades de su vida. Los que esperan un futuro mejor. De esta clase de personas era Juan Bautista. No se conformaba con lo alcanzado y esperaba un futuro mejor. Por eso Jesús resalta su persona y dice que es más que un profeta.


2º Domingo de Adviento. Ciclo A . 5 de dicembre 2010

Allanad los caminos

En las tareas agrícolas hay un tiempo para recoger la cosecha y hay un tiempo para sembrar. Pero también hay un tiempo para roturar los campos. Para dejar que la tierra se airee y recobre su vitalidad. El adviento es el tiempo para roturar la propia vida. Es el tiempo de poner a airear nuestra persona para dejar que penetre en ella el aire fecundo de Dios.

Cuando Juan bautista en el evangelio de este domingo, recogiendo las palabras de la tradición profética, llama a preparar el camino nos está invitando a remover la tierra de nuestra vida para que tracemos en ella el camino del Señor. Y es preciso recalcar que el camino que tenemos que abrir no es nuestro camino. El que es resultado de nuestros deseos, planes y cálculos. Se trata del camino del Señor. Un camino que pasa por nuestra voluntad pero que nace en un lugar anterior a nuestro propio yo.

El camino del Señor a veces doblega nuestros deseos y cálculos. Pero siempre ensancha nuestra vida y persona. Nos lleva a lugares nuevos y desconocidos, enriquece nuestra persona, nos conduce a la libertad y el futuro.

El camino del Señor tiene un nombre: Jesucristo. Él es la vía sobre la cual Dios viene a nuestra vida. Juan el  bautista es el dedo que señala a Jesús y clama para que sea reconocido y acogido. Su llamada resuena hoy y se dirige también a nuestros corazones, para que dejemos pasar a Jesús por él. Dejar pasar a Jesús por nuestra vida supone abrirnos a la bondad, a la limpieza de corazón, a la esperanza, al deseo de justicia.

FERIA DEL LIBRO DE GUADALAJARA (MÉJICO) II


Sigo en la feria. Por la mañana foro sobre el libro digital. Es un tema del que se habla mucho. Todavía no hay claridad sobre lo que llegará. Se apuntan tendecias. Es claro que los nuevos medios van a cambiar el modo de escribir, leer y editar. Lo importante es seguir buscando y permanecer en el debate. La feria sigue siendo una gran fiesta. Impacta ver tantos adolescentes y jovenes paseando por la feria. Y lo hacen realmente interesados. Eduardo Fraile, poeta vallisoletano, desnudaba su alma para hablarnos de una infancia de ángeles que venían a tomar la ciudad, de inviernos fríos y padres que transmitían amor a la cultura. Y nos conmovía sus palabras llenas de autenticidad y emoción contenida. Y en Gudalajara (Méjico), en una sala pequeña, que en broma llamamos el zulo, rodeado de jóvenes que aplaudían a un poeta que les hablaba de golondrinas, nieve, y aviones de papel, sentí por unos momentos que la humanidad se hace con la palabra. Y que ella nos convoca a la convivencia, a la paz y al disfrute compartido en el silencio de la escucha.

Méjico, con sus gentes, nos sigue enseñando que la amabilidad no cuesta nada y nos hace a todos más humanos. Y estos jovenes que viven la cultura, que buscan libros, critican diseños de portada y escuchan los poetas...que voy a decir. Que me llenan de envidia y me recuerdan las carencias de nuestro país de nuevos ricos.

FERIA DEL LIBRO DE GUADALAJARA (MÉJICO)

LA FIESTA DEL LIBRO

Estoy en Guadalajara (México), en la Feria Internacional del Libro. Es una auténtica fiesta. Esta ciudad ha sabido reunir tanto a profesionales del mundo de la edición como a la población en general. El resultado es una feria que tiene tanto un carácter profesional como de convocatoria popular. Sobre todo llama la atención la asistencia de jovenes que recorren los pabellones y traen un pequeño presupuesto para la adquisición de alguna oobra. Me resultaba curioso escucharles decidir cual de los libros que les interesaba era realmente el que iban a adquirir.

América Latina nos muestra a los europeos su rostro joven y la vitalidad de sus calles. También nos recuerda, en los niños que venden artículos en la calle, que la justicia todavía está por venir en nuestro mundo. Ojalá que la emergencia de estos países lo sea también a una sociedad más justa y equitativa.

Domingo 1º de Adviento. Ciclo A . 28 de noviembre de 2010


 Vivir con intensidad
En una ocasión le preguntaron a una mujer cómo viviría si le dieran la oportunidad de comenzar de nuevo la vida. La mujer respondió:

"Si me dieran la oportunidad de comenzar hoy de nuevo la vida, charlaría menos y escucharía más, habría encontraría tiempo para escuchar al abuelo contarme de nuevo el relato de sus años mozos, me tiraría sobre el verde del jardín jugando con los niños sin importarme las manchas de verde en el pantalón,  vería menos televisión y contemplaría más la vida y las personas, al hijo pequeño que me besaba no le diría más veces: "Vale, ya está bien, vete a lavarte las manos que la mesa ya está puesta", encontraría la forma de compartir más con mi esposo, diría más veces "te quiero" y menos veces "lo siento". Pero sobre todo, si pudiera comenzar desde el principio, me apropiaría de cada minuto...lo miraría a fondo y lo viviría en plenitud. ¡Y no dejaría que se me escapase de las manos|!"

Cuando Jesús habla del final de los tiempos no es para asustar o meter miedo. No es eso. Nos quiere hacer conscientes del valor del tiempo que tenemos.  Y que no podemos desperdiciarlo en tonterías. En este primer domingo de adviento Jesús nos llama a permanecer en vela y en vigilancia porque no sabemos cuando llegará nuestro momento final, en donde nos encontraremos con Dios. Es el sentido del evangelio de hoy

Recordarnos que nuestros días están contados y que nuestra vida tendrá un fin algún día, resulta incómodo y suena a aguar la fiesta. Pero se trata sobre todo de advertirnos que pongamos intensidad en nuestra vida.

Se dice que no podemos añadir más días a nuestra vida, pero podemos poner más vida en nuestros días. No está en nuestras manos determinar el tiempo de nuestra existencia, pero sí lo está vivir con más intensidad lo que tenemos.

En el adviento se trata sobre todo de poner más intensidad en nuestra vida. ¿Cómo se hace eso, podréis preguntaros? Me parece que la respuesta nos la da la mujer del relato del principio. Se trata de volver a centrarnos en la fundamental de la vida. Que es nuestras relaciones con los demás, que es nuestra capacidad de riesgo, de entrega, de ser generosos.

Jesús nos habla del fin del tiempo para ayudarnos a preguntar qué cosas tienen que acabar en nosotros para que podamos tener más vida (¿el egoísmo, el miedo, la desconfianza...?). Y para darnos la oportunidad de empezar a vivir hoy de nuevo, sabiendo que cada momento de nuestra vida es un tesoro y no lo podemos desaprovechar con tonterías.

Alguien escribió: "Cada instante que Dios me da es un tesoro inmenso. No lo desperdicies. No estés siempre a la busca de qué sé yo que mañana. "Vive lo mejor que puedas, piensa lo mejor que sepas, y haz lo mejor que puedas, pero hoy". Porque el hoy será pronto mañana, y el mañana será pronto la eternidad."

Solemnidad de Cristo Rey. Lc 23, 35-43; 21 de noviembre de 2010

El reino del perdón
Jesús en la cruz culmina lo que realizó durante el tiempo de su predicación: acoge a los pecadores y perdona a los que le originaban tanto dolor y sufrimiento. El evangelio de este domingo en esta fiesta de Cristo Rey nos presenta a Jesús en la cruz y a su lado otros dos condenados. Uno de ellos le pide perdón y Jesús le promete que vendrá al paraíso.

La consecuencia de ser perdonados es participar de los bienes de Jesús, es entrar en su Reino. El paraíso no es una ilusión ni un imagen consoladora. Es la realidad de quien se siente perdonado.

Algunos dicen que en nuestra cultura cada vez se entiende menos el significado del perdón. Es verdad que en la medida que la secularización avanza y la cultura religiosa del ciudadano medio se hace cada vez más precaria, hay mayores dificultades para entender el sentido religioso del perdón. Pero son muchas las personas que de una u otra manera sienten algo parecido a la necesidad de ser perdonados para poder recomenzar y retomar su vida. Sobre todo aquellos que el rastro de un acontecimiento, una relación fallida, un fracaso, les pesa y les condiciona en el presente. Hay quienes no pueden mirar al futuro porque están encadenados a un hecho del pasado.

El perdón de Dios consiste precisamente en liberarnos del peso del pasado sobre el presente. El perdón nos da un nuevo futuro porque disuelve la ligadura con un pasado errático y que pesa en nuestra vida. 

Para lograr ese perdón sólo hay que decir un nombre: ¡Jesús1 y una petición ¡acuérdate de mi! Más no se nos pide. Al decir ese nombre y esa petición nos unimos a quien nos introduce en el paraíso.

La realeza de Jesús no es la del dominio y el mando. Su realeza consiste en el perdón. Y eso es lo que quiere que se extienda sobre toda la tierra: un perdón que haga posible la fraternidad entre todos los seres humanos.

La iglesia y cada creyente estamso llamados a ser agentes de perdón en nuestro mundo.

23 Domingo Tiempo Ordinario Ciclo C. Homilía.

La fe me ha ayudado
Resulta sorprendente conocer la cantidad de cosas que las personas podemos asegurar. Hay futbolistas que aseguran sus piernas, cantantes que lo hacen con sus cuerdas vocales, mujeres que han asegurado su bolso. Hubo hasta quienes suscribieron una póliza de seguros contra los daños que en su jardín pudiera ocasionar la caída de un OVNI.

Desde que la humanidad existe sobre la tierra ha sabido que la vida es un viaje lleno de riesgos, que la existencia es insegura. Y por eso hemos intentado minimizar los riesgos o desarrollar métodos que pudieran cubrirnos frente a posibles daños. No sólo las pólizas de seguro, también las relaciones, la amistad, el dinero, la posición social e incluso la religión pueden ser utilizadas como coberturas para asegurar nuestra vida y minimizar los riesgos.

En el tiempo de Jesús algunos israelistas entendían su religión como un seguro contra los peligros de la existencia. Y la prueba de ese seguro era el templo. Mientras el templo estuviera en pie, nada podía pasarles.

Pero Jesús en el evangelio de este domingo nos recuerda que no son las cosas externas las que pueden dar seguridad en la vida. Solamente una relación viva con Dios puede sostenernos en las dificultades de la vida. No es el templo, ni los ritos, ni el cumplimiento mecánico de los deberes religiosos...lo que nos sostiene en la vida. Es la fe viva.

En el pasado verano tuve la ocasión de convivir con un grupo de matrimonios jóvenes un fin de semana para reflexionar sobre la fe. Cuando les pedía que pusieran por escrito algunas de sus vivencias, en la mayoría de ellos se repetía una frase: "la fe me ha ayudado". La fe les había ayudado a crecer en su relación, a salvar el matrimonio, a querer más a sus hijos, a soportar con dignidad y esperanza una situación de desempleo... Y yo pensaba que la fe, la que es relación viva con Dios, no es un consuelo fácil en el más allá. La fe tiene que ver con el más acá, con nuestra vida de cada día, con sus conflictos, luchas y rupturas...La fe da fuerzas y nos capacita para vivir.

La fe ayuda precisamente en las dificultades. Cuando Jesús, como en el evangelio de hoy, habla del futuro y de la historia no suele pintar un panorama fácil y cómodo. Cuando habla a sus discípulos de la fe no anuncia una situación sin dificultades y tensiones. Jesús es profundamente realista y por eso sabe que la historia humana está llena de dolores, sufrimientos, conflicto y enfrentamientos...Pero es precisamente en relación con esos problemas y sufrimientos en donde la fe recibe su valor y se presenta como fuerza.

Quien busque garantía y seguridad para su vida no la va a encontrar en las cosas externas. Ni una póliza de seguros, no la firmeza del templo, no la riqueza o el poder otorgan sostén suficiente a la vida humana. Sólo la relación viva con Dios en la que él exhala su espíritu sobre nuestra vida, puede darnos ese sostén. Y cuando uno se deja acoger por la fuerza de Dios y se deja llevar por su palabra, al final, y en medio de dificultades puede decir: la fe me ha ayudado.

29 Domingo Tiempo Ordinario. Ciclo C. 17 de Octubre 2010


La vida es de los que insisten

Hace unos días me encontré con unos padres que habían hecho lo imposible por venir desde Argentina a la feria del libro de Franckfurt, en Alemania, acompañando a su hijo. Este año el país invitado en la feria era su patria, y pensaban que no podían dejar de pasar la oportunidad para presentar los escritos del joven a alguna editorial. Habían ahorrado algo de dinero a costa de algunas renuncias; tuvieron paciencia para conseguir en los laberintos burocráticos de su país el visado de entrada a Europa; tuvieron habilidad para superar dificultades de última hora con el transporte y el alojamiento, y cuando estaban listos para entrar en la feria apareció un nuevo problema. A las puertas de entrada les hicieron saber que los tres primeros días laferia estaba reservada para los profesionales de la edición, y que si no tenían la certificación de una empresa no podían entrar. Pero tampoco se rindieron. Pidieron a los bedeles de la entrada si podían hablar con algún encargado. Expusieron su situación, y después de una llamada el responsable de esa sección, les comunicó que, puesto que habían hecho un viaje tan largo y ese año el país invitado era Argentina, harían una excepción y les permitirían el acceso.

Cuando me lo contaban en un hotel en el que coincidimos no pude menos de asombrarme. En primer lugar por encontrarme con unos padres que creían y confiaban en su hijo. Ante sus escritos literarios no le dijeron que eso eran cosas de juventud que se pasan con la edad; no le recriminaron su afición literaria aconsejándole que buscara estudios más útiles En segundo lugar por ser personas que sabían manejar el arte de la insistencia.

En el  evangelio de este domingo Jesús también nos llama a manejar el arte de la insistencia. Nos presenta una mujer que insiste ante un juez injusto para que le haga justicia. El juez atiende su petición, al menos para perderla de vista. Jesús dice a sus discípulos que Dios hará justicia, pero se pregunta si encontrará a personas que sepan mantener la insistencia de la mujer.

En nuestra reflexión nos podemos preguntar ¿qué es lo que se encuentra en la base de la insistencia? Sin duda la convicción de que uno tiene razón; el convencimiento de que lo que se solicita es justo y adecuado; la confianza en que lo que uno va a presentar es valioso. Para Jesús la  mujer de la parábola es modelo de fe. Y por fe en este evangelio se entiende el convencimiento. Tenemos que preguntarnos ¿estamos convencidos que el evangelio es algo valiosos para la vida humana? ¿tenemos el convencimiento que Dios hará justicia a los inocentes? Si la respuesta es positiva, la fuerza de la fe nos llevará a insistir una y otra vez, hasta que en nuestra vida surja aquello que en la fe esperamos. Nos los promete Jesús y nos lo dice la experiencia: La vida es de los que insisten y para insistir hace falta convicción y fe.

No sé lo que el futuro deparará a Alexis C. R. Elisandro (el joven de la anécdota). Alguna editorial española, y de las buenas, se interesó por sus escritos. Quizás sus padres han facilitado los primeros pasos de un buen poeta que en el futuro alcanzará un renombre internacional. No sé lo que traerá el futuro. Pero en el presente los padres han mostrado que confiaban en su hijo. Realizar y expresar esa confianza merece un viaje de Argentina a Alemania.

XVIII Domingo Tiempo Ordinario. Ciclo C Domingo 10 Octubre 2010

Fe por gratitud
Alguien me preguntó hace no mucho tiempo ¿por qué hablas de Dios? ¿por qué vas a misa? ¿por qué tienes fe? Podríamos añadir también a esta pregunta: ¿por qué permaneces en la Iglesia? En la sociedad secularizada en la que vivimos es una pregunta que siempre alguien nos ha dirigido. Hace algunos años la respuesta a ese tipo de preguntas solía ser: porque Dios nos recomprensará nuestra condcuta religiosa y castigaría nuestra indiferencia. Hoy día no podemos responder de esta manera. Hoy día henos aprendido que el Dios de Jesús no castiga de esa manera; es un Dios bueno que deja salir el sol sobre los que van a misa y los que no van; es un Dios que ofrece su gracia a todos.

Me parece que el evangelio de este domingo nos da una clave para encontrar una respuesta correcta a esas preguntas. Jesús sana a 10 enfermos y solamente uno de ellos da la vuelta para dar las gracias a Jesús. Así sucede en nuestra relación con Dios. Nos ha dado la vida a todos, nos ha regalado el planeta hermoso en el que vivimos, nos da la posibilidad de desarrollar una vida en libertad y fraternidad...Dios da todo a todos, pero sólo algunos giran la cabeza para reconocer sus bienes y expresar gratitud.

El origen de nuestra fe es la gratitud. Ser agradecido consiste en saber girar la cabeza y mirar hacia atrás, en ir al encuentro de quienes confiaron en nosotros, nos ayudaron, hicieron algo por nuestro desarrollo...La gratitud es un gesto que nos humaniza y además nos hace disfrutar dos veces de la cosas. La gratitud, o la fe que es lo mismo, nos lleva a profundizar en el sentido de las cosas y reconocer que todo lo bueno que tenemos no es resultado de la casualidad, el destino o el capricho de la vida. Todo lo que tenemos es resultado de un Dios que nos quiere y nos salva. Sostenidos en ese amor la vida es menos dura y sabe mejor. Quien ha tenido conciencia del sabor de Dios no puede dejar de estar agradecido, de vivir la fe, que es lo mismo.


Els Joglars en Salamanca


Hace dos semanas los de Els Joglars de Boadella estuvieron por Salamanca. Representaron su último montaje (2036 Omena-G) con el que conmemoran 50 años de la compañía. Pero amplían la fecha 25 años más y la compañía se proyecta al año 2036. En esa fecha se ven recluidos en una residencia de ancianos para actores. En un país arruinado porque Zapatero se ha gastado el dinero de las pensiones, se presenta una residencia en la que los ancianos viven en barracones, estilo favelas del Brasil. Como acostumbran a hacer en sus últimas representaciones una sucesión de cuadros va ofreciendo diversos momentos de la vida de ese hogar de ancianos: la recepción, una excursión, la sala de televisión, la enfermería, el gimnasio...Y en todas esas escenas derrochan sátira, crítica social y buen hacer teatral. Es claro que una obra de El Joglars es recomendable siempre para quienes amen el teatro de verdad. 

Aquí sólo quiero felecitarles por su aniversario y expresar mi agradecimiento por ser lo que siempre han sido: una compañía que entiende la cultura como una ejercitación de contrapoder, de crítica social, de provocar el pensamiento...En medio de tnatos actores de ceja y subvención, que bueno es contar con compañías que pueden mostrar 50 años de independencia, de crítica al poder y de un hacer teatral magistral. Y todo ello envuelto en humor inteligente, porque como dicen en la misma obra, como buenos catalanes aconsejan reir. Resulta más económico. Cuando nos enfadamos ponemos en función más músculos que cuando reímos. Reirse es sano y menos costoso.

PUEDES VER UN VIDEO DE LA OBRA EN Video





XXVII Domingo Tiempo Ordinario. Ciclo C. 3 de octubre de 2010


Crecer obrando

 


Evangelio según San Lucas 17,5-10.
Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe".
El respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les obedecería.
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: 'Ven pronto y siéntate a la mesa'?
¿No le dirá más bien: 'Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después'?
¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'". 

Cuentan que un humilde zapatero para hacer sus oraciones se servía de un libro de plegarias porque no se sentía capaz de dirigirse al Creador con sus pobres palabras. Un día, se sintió muy mal porque, estando de viaje, olvidó su libro. Nuestro buen zapatero le dijo entonces a Dios: "Perdóname, Dios mío, porque necesito orar y no sé cómo. Ahora bien, ya que Tú eres un Padre de amor voy a recitar varias veces el alfabeto desde la A hasta la Z, y Tú que eres sabio y bueno podrás juntar las letras y sabrás qué es lo que yo te quiero decir". Ese día Dios reunió a sus ángeles en el cielo y les dijo conmovido que esa era la más sincera y la más bella de las oraciones que le habían hecho en mucho tiempo. Y decía que actuar sin orar es desgastarse y orar sin actuar es engañarse.
Me parece que en el evangelio de este domingo los discípulos oraban evitando actuar y Jesús les recuerda que hay que orar y actuar. A veces se ha insistido tanto en que la fe es un don, que pensamos que Dios lo da arbitrariamente y sin nuestra intervención. Ciertamente la fe es un regalo. Pero Dios lo da a todas las personas y ese regalo crece en quienes lo ejercitan.
Cuando los discípulos le dicen a Jesús que aumente su fe, Jesús les viene a decir que pidan menos y actúen más, pues la fe se desarrolla en la acción. Ciertamente, las palabras de Jesús no son una invitación al activismo ni un consejo para descuidar la interiorización y la oración. La fe se desarrolla y crece en el compromiso. No hay mayor contraindicación para la fe que la comodidad.


Jesús dice a sus dsciípulos que si quieren que la fe aumente tienen que intensificar su servicio al Reino, a Jesús. En el Antiguo Testamento se dice en una ocasión que primero obedeceremos y luego entenderemos. En la relación con Dios, en la vida espiritual, con frecuencia las cosas suceden al revés de lo que ocurre en la vida ordinaria. Vamos entendiendo en la medida en que nos ponemos en camino. Vamos profundizando en Dios en la medida en que él es el centro configurador de la vida.


Definitivamente todos necesitamos que nuestra se fe se desarrolle. Pero no es cuestión de cruzarse de brazos. Hay que ponerse en camino y dejar que Jesús nos guie.

XXVI Domingo Tiempo Ordinario. Ciclo C, Lc 16, 19-31. Domingo 26 de septiembre de 2010

Todavía estamos a tiempo de intentarlo

Hace algún tiempo me contaba alguien que había presentado a un grupo de niños la historia del rico y del pobre Lázaro del evangelio. Es el evangelio de este domingo (se puede leer al final del comentario) A los niños no les gusto nada el relato. Decían que quizás el rico no se había dado cuenta que el pobre estaba a su puerta. Además el rico no parece que tuviera su riqueza de manera injusta. Incluso cuando en la historia es llevado al infierno tras su muerte allí no se queja, simplemente pide un poco de agua y se preocupa de su familia. El rico no parece ser una mala persona.

Sin duda llama la atención el modo en el que Jesús critica la riqueza y las actitudes de los ricos. Sus palabras son duras y por eso podemos tener la tendencia de aminorarlas o embellecerlas. Y lo que es preciso es que las entendamos bien. Sobre todo nosotros que vivimos en la parte rica del planeta tierra.

Me parece que Jesús no condena la riqueza ni los ricos porque en sí sean algo malo o maldito. Jesús condena la ceguera de la riqueza y de los ricos. Condena quienes solamente tienen ojos para el dinero y por eso no ven las necesidades de otros seres humanos. Jesús nos advierte de hacer del dinero nuestra única preocupación, hasta el punto de despreocuparnos de otras cosas más importantes en la vida. La riqueza y la abundancia pueden hacernos ciegos para los problemas de los otros.

Precisamente quienes vivimos en países ricos podemos olvidar que a nuestras puertas hay muchos Lázaros necesitados. Las sociedades de la abundancia estamos rodeadas de personas y grupos humanos a los que les falta lo necesario para vivir dignamente. Es verdad que el problema de la pobreza en el mundo es complejo. Es cierto que no sirven formulas fáciles y palabras bienintencionadas. Pero ignorar la realidad, o mirar para otro lado, nos hace inhumanos.

En el evangelio Dios nos dice que todavía es tiempo para pensar un mundo más justo y para ponernos en camino de alcanzarlo. Cada uno de nosotros podemos aportar un grano de arena. Para ello se me ocurren algunas propuestas.

1. No hagas del dinero lo único importante de la vida. Más importante es la familia, la amistad, la honestidad, la fidelidad a la conciencia.

2. No mires nunca con desprecio a una persona necesitada. Es verdad que a veces pueden mentir o engañarnos para conseguir algo de dinero, pero es su situación y no la maldad la que les lleva a actuar así. Por placer y gusto nadie vive en la calle, pide dinero o emigra a otro país. 

3. Es verdad que dar dinero a un necesitado no es siempre la mejor manera de ayudarle. Pero aunque le niegues la limosna que tu "no" vaya acompañado de una sonrisa de aprecio y de estima.

4. No caigas en la tentación del consumo. Gasta sólo lo que puedas pagar y compra solamente lo que de verdad necesites.

5. Piensa en las personas que a tu alrededor o en otros países tienen más carencias que tu, y si puedes colabora con alguna organización caritativa de la iglesia católica (son las más eficaces)

6. Vive sencillamente y goza de las cosas buenas y pequeñas de la vida: un paseo por el campo, un rato de soledad y oración, beber un vaso de agua.

7. Y recuerda siempre que todavía estamos a tiempo de alcanzar la fraternidad, la paz y la justicia.

Texto del evangelio del domingo

Evangelio según San Lucas 16,19-31.
Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes.
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro,
que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan'.
'Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento.
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí'.
El rico contestó: 'Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre,
porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento'.
Abraham respondió: 'Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen'.
'No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán'.
Pero Abraham respondió: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'". 




LA DESPEDIDA DE UN BUEN PÁRROCO Y UN CURA BONDADOSO

D. Baldomero Rodríguez se despide 
de la parroquia de Sta. Catalina (Majadahonda - Madrid)

El pasado domingo, día 19 se despedía de la parroquia D Baldomero Rodríguez. Había servido a la comunidad parroquial de Sta. Catalina Mártir en Majadahonda-Madrid, durante más de 30 años. Baldomero es un buen párroco y un cura bonachón y experimentado. Comenzó su actividad en Palomeras, cuando aquella barriada obrera de Madrid estaba formada por humildes casitas (evolución de unas primeras chabolas), que albergaban a castellanos, andaluces y extremeños, transportados a Madrid por un desarrollo industrial incipiente. Desde los años 80 ejerció como párroco en Majadahonda. Es decir, vió también como este pueblo  se transformaba en una zona residencial para quienes buscaban unas condiciones de vida más tranquilas que las que ofrecían las bulliciosas barriadas de Madrid.

Baldomero es un cura de los que en España vivió y construyó el posconcilio. Viste sencillamente, es cercano a la gente y atento a la problemática social de la parroquia. Entiende que la Iglesia es una comunidad en la que todos, sacerdotes, religiosos y laicos tenemos un papel activo. En su haber está el haber formado una parroquia participativa en la que se espera que los laicos digan algo más que "amén". Se ha preocupado de su formación teológica y se ha mantenido actualizado con lecturas y participación en cursos. Y no olvidaba nunca el encuentro semanal con otros compañeros sacerdotes y los ejercicios espirituales anuales.

Hace algunos años había muchos sacerdotes como Baldomero. Hoy van quedando menos. En las parroquias de Madrid comienzan a ser sustituidos por otros sacerdotes de otro estilo. Suelen vestir ropa clerical, son puntillosos en la corrección litúrgica, y más celosos en la diferencia entre sacerdotes y laicos.

No soy ningún nostálgico del pasado, y sé que hoy vivimos otro momento socio-religioso en el que quizás haya que acentuar la presentación de las señas de identidad. Me parece bien que en ocasiones los sacerdotes vistamos con ropa clerical, y todos deberíamos celebrar con más solemnidad la liturgia. Pero todo ello tiene que tener siempre como horizonte lo que la generación de D. Baldomero tenía muy claro: el servicio a la gente y a sus necesidades; la atención y el cuidado pastoral de la comunidad. la profundización en el evangelio. Sin este  horizonte todo lo otro podría ser una mecánica vacía, o lo que es peor, esconder apetitos ocultos de dominación y distinción personal.

Como sacerdote y colaborador en alguna de las tareas de la parroquia de Sta. Catalina, estoy agradecido a D. Baldomero por su cordialidad y acogida fraternal. Y le doy las gracias por ser de esos curas que nos recuerdan lo fundamental de un sacerdote: el servicio. Gracias Baldomero y disfruta de tu jubilación. Te la tienes merecida

Homilia domingo XXIV Tiempo ordinario Ciclo C. Lc 16, 1-13

 De todas las cosas se puede aprender algo

Es una frase que solemos repetir. Sobre todo cuando tenemos una experiencia negativa. Y es verdad, de todas las situaciones en la vida podemos obtener una enseñanza. En el evangelio de este domingo parece que Jesús también comparte esta opinión. Y por eso nos pone como ejemplo la conducta de un bribón. No porque su modo de proceder sea el correcto, sino porque su conducta, que es condenable, guarda una actitud que puede ser imitada en algún sentido.

De este modo Jesús nos dice que el evangelio y nuestra relación con Dios no es sólo cosa de los domingos y de momentos especiales. Cualquier situación de la vida y cualquier conducta y comportamiento, por insignificantes que sean, tiene que ver con Dios.

Jesús nos habla de un mal adminsitrador que, ante el anuncio de ser despedido, convoca a todos los acreedores de su señor y les anula una parte de sus deudas. De este modo, los deudores estarán ahora en deuda con el administrador, y éste podrá recurrir a ellos a pedirles ayuda cuando se encuentre en necesidad.

Jesús pone esta actitud como ejemplo no para fomentar la estafa. Quiere llamar la atención sobre el modo de salir de las dificultades y las crisis. ¿Cómo superar una situación de dificultad? ¿Cómo salir de un problema? De nada nos sirve recurrir a lo que Dosotjewskil lamaba el dulce veneneo de la autocompasión. De nada nos sirve la queja. Tenemos que desarrollar una actitud creativa y creadora ante nuestros problemas y dificultades.

A sus segudiores Jesús les propone la habilidad y decisión de el estafador. Para entrar en el Reino de Dios y para servir a ese Reino hay que actuar con decisión y habilidad. La fe no es sólo cuestión de palabras bonitas y buenos deseos. La fe se expresa en hechos, y para obrar son necesarias decisión y convicción. Eso es lo que le vamos a pedir a Dios en las celebraciones de este domingo. Mayor decisión y convicción para nuestra fe.

Jesús acaba con la famosa frase "no se puede servir a Dios y al dinero". El dinero es un instrumento para servirnos de él, pero no se le puede convertir en un ídolo al que servimos. Lo inteligente es servirse del dinero para hacer el bien, para desarrollar la humanidad. Lo estúpido es servir al dinero.

Homilía XXIV Domingo Tiempo Ordinario. Ciclo C

Dios, el buscador de lo perdido
La hija del escritor ruso Dostojewski cuenta que cuando su padre yacía enfermo y presentía el final de su vida pidió a su esposa que le leyera el capítulo 15 del evangelio de Lucas. Tras escucharlo se dirigió a sus hijos y les dijo: "Nunca olvidéis estas palabras. Confiad siempre en Dios y en su perdón. Yo os quiero mucho pero mi amor no es nada comparado con el amor infinito de Dios. Nunca dejéis de confiar en él cuando caigáis en la desdicha, hagáis algo malo u os perdáis".

Parte del capítulo 15 de Lucas es el evangelio que escucharemos en la celebración de este domingo. Ahí se recogen tres parábolas de Jesús: la de la oveja perdida, la dracma perdida y la del hijo pródigo.

La palabra "pérdido" tiene en nuestro lenguaje un doble sentido. Por una parte se refiera a un objeto que no encontramos ya en el lugar que esperamos. Por otra, se refiere a quien no encuentra orientación en su existencia y a quien se encuentra en una situación desesperada.
En estas tres parábolas se presenta a Dios de la misma manera. Él es el "buscador", el que viene al encuentro cuando estamos desorientados, cuando ya no tenemos fuerzas ni sentido para la esperanza. Ye ese gran buscador que es Dios viene para ofrecernos nuevas rutas para nuestra vida y nuestra historia; nuevas posibilidades para la fraternidad siempre pendiente.

Todos en ocasiones nos sentimos perdidos, o al menos confundidos y desorientados. O puede ser que pensemos que nuestro mundo no tiene remedio, que la humanidad no podrá encontrar caminos que superen la violencia, la injusticia, la inhumanidad...Quizás sea en esos momentos cuando tengamos que escuchar el consejo de Dostojewski y confiar en Dios y en su perdón. Ese perdón nos concede posibilidades nuevas para nuestra existencia y nuestra historia. Apoyados en ese perdón podemos intentar de nuevo permanecer en el camino del bien y del amor.



Maravillas de la iglesia
En la diócesis de Brooklyn (Nueva York) cada domingo se celebra la eucaristía en 70 idiomas diferentes. Me lo decía el Padre Thomas Gilbert, joven sacerdote de esta diócesis, conversando después de celebrar juntos en un convento de carmelitas descalzas. Una de las caracterísitcas de la ciudad de Nueva York es la de ser un espacio de conviencia de personas muy diferentes por lenguaje, cultura, procedencia...Y conviven de manera pacífica y amigable. Cuando escuchaba la cifra que me decía el Padre Thomas, además de impresionado, me sentí profundamente contento de ser católico. Nuesta iglesia se compone de miembros de distintas culturas y procedencias. Y todos permanecemos unidos bajo el amor de Dios y en la fe de Jesucristo. La Iglesia acoge a todos los seres humanos y no se pide que para seguir a Jesús tengamos que renunciar a nuestro origen o raices culturales. Al contario, nuestra identidad cultural es incorporada y asociada a la identidad cristiana.

Cuando tanto se denigra y critica a la Iglesia conviene recordar cosas como esta. A pesar de los errrores y fallos, que los ha habido y muy grandes, no hay institución que haya hecho -y siga haciendo-  más por el ser humano que la iglesia católica. No reconocerlo es estar ciego o lleno de mala intención. Cada domingo, en Nueva York, y en lugares más pequeños, como en el que tu y yo vivimos, la iglesia abre sus puertas para ser la casa del hombre por ser la casa de Dios. Ahí puede entrar cualquiera, que todos somos bienvenidos.

Homilía, Solemnidad de la Asunción de María. 15 de Agosto 2010

¿Qué tendrá María?
Me lo he preguntado muchas veces, ¿Qué tendrá la Virgen María? 

Me lo pregunto cuando veo los santuarios llenos de gente de toda edad y modo de vida; cuando observo tantos automóviles que llevan el rosario colgado del espejo retrovisor; cuando recuerdo aquel grupo de hombres, fornidos como árboles, que en el mes de mayo acudían a ofrecer un ramo a la Virgen tras la eucaristía del domingo; cuando veo jovenes que apenas práctican su fe acudiendo a romerías y procesiones para llevar en hombros su patrona; cuando se de las muchas personas que confían sus tristeza y dolor a María.

El secreto de la Virgen María es muy simple. En ella, en su seno, el cielo se unió con la tierra. María puso su vida para ser espacio de encuentro entre lo divino y lo humano. Por eso en su vida, Dios irrumpió a borbotones. Y su humanidad quedo llena de Dios.

La fiesta que hoy celebramos, la Asunción de María al cielo, es la consecuencia de la redención que Dios inició en Cristo. Allí Dios desciende a nuestro nivel para elevarnos junto a él. En la Asunción María representa el término de nuestra vida, que es vivir junto a Dios. María es la primera en llegar allí donde todos llegaremos un día.

La fiesta de la Ascensión de María tiene alguna consecuencia para nuestra vida diaria. En esta fiesta recordamos que nada de lo bueno de nuestra vida se pierde sino que permanece en Dios. Por eso debemos trabajar por lo que realmente importa; por lo que permanecerá de nosotros.

En segundo lugar,  porque en María Dios irrumpió en nuestra tierra, el cielo sigue podiéndose abrir en nuestra tierra. La Iglesia y los cristianos estamos llamados a esto. Misión de la Iglesia y de todo cristiano es contribuir a que el cielo irrumpa en nuestra cotidianidad, aunque sea de manera parcial y a modo de un resplandor. Y eso siempre sucede cuando entre los seres humanos hay amor y paz.





EL FACTOR HUMANO


EL FACTOR HUMANO

No ha sido el marketing, ni la teconología punta, ni el dar leña a la espinilla lo que se encuentra detras del éxito de la selección española. Ha sido el trabajo de equipo, el respeto al entrenador y el buen hacer  de éste a la hora de dirigir un grupo humano, la unidad de unos jovenes que han ganado y han demostrado saber ganar... Fue una delicia verlos jugar contra Alemania. Pero también lo fue ver  la celebración de su triunfo en el avión y por las calles de Madrid; bromeando unos con otros, alegres sin estridencias, satisfechos sin fanfarronería ni orgullo.

De todo ello podemos retener una idea. En toda empresa humana lo principal es el factor humano. Y éste no se administra ni  se gestiona. Se cultiva. De una manera cercana a la artesanía. 

Me parece que el entusiasmo de la sociedad con la selección española no se explica sólo por el triunfo deportivo. Hay también una identificación con su manera de comportarse y actuar. Su sentido de equipo, su lejanía con cualquier actitud de estrellato, su ausencia de oridinariez y pose hortera, su profesionalidad, su compañerismo, su esfuerzo y trabajo... son algunas de las actitudes que nuestra sociedad buscaba encontrar. Y pocos nos lo ofrecían. Ni una clase política que está atrapada en el electoralismo. Ni unos medios de comunicación que sólo pasean la horterada y lo soez de los "famosos".

Se dice que la alegría es efímera. Y el entusiasmo de este triunfo pasará. Ojalá permanezca la enseñanza que en toda empresa lo principal es el factor humano.

Homilía 15 Domingo tiempo ordinario. Ciclo C. 11 d ejulio 2010


 
 El prójimo
La proximidad no es una medida fija y precisa. Se trata de algo relativo y dinámico. Suele surgir a través de encuentros, acercamientos, relaciones, experiencias compartidas.
Cuando una persona desconocida que nos despertaba desconfianza comienza a hablarnos con sinceridad puede llegar a romper la desconfianza inicial. Cuando un vecino que nos parecía frío y distante, y con el que apenas mediábamos un saludo, se para a conversar con nosotros es probable que nos muestre una personalidad simpática y cordial. Cuando conocemos a una persona originaria de un país muy distante del nuestro; cuando intimamos y nos habla de su lugar de origen, de sus tradiciones y culturas, es posible que ese lugar comience a sernos más cercano que muchos otros lugares de nuestro país. En todas esas situaciones los que se acercan y relacionan comienzan a ser prójimos
La lejanía o cercanía no es una cuestión geográfica. Es una cuestión de relación.
Esto es lo que Jesús quiere transmitirnos en la parábola del buen samaritano. Uno se hace prójimo del otro en la medida en que establece una relación con él. En el acercamiento se encuentra la clave que abre a la proximidad.
El relato del buen samaritano es uno de los textos más hermosos y conocidos del evangelio. Se presenta como una llamada dirigida a toda persona de buena voluntad. Es una luz para alumbrar las relaciones en un mundo como el nuestro, dividido y roto por la injusticia y la pobreza.
Constituye el recuerdo permanente que nuestra sociedad, tan desarrollada tecnológicamente, tiene que avanzar mucho en el arte del acercamiento y el encuentro interhumano. Ningún sistema de protección social puede ahorrarnos la relación con los otros. En ese camino nos hacemos prójimos unos de otros. Y en ello se juega ponernos a salvo de la deshumanización.

Homilía 14 Domingo Tiempo Ordinario. Ciclo C. Lc 10, 1-12.17-20

La regla de oro de la comunicación

Los técnicos de la comunicación dicen que para transmitir bien un mensaje hay que tener algo que decir, hay que conocer a los destinatarios y hacer que el mensaje conecte con su mundo vital, hay que saber manejar los cauces de la comunicación. Entre el comunicador y los oyente se suele establece un hilo invisible que es el que posibilita la comunicación. Ese hilo está tejido de confianza.

Una de las actitudes que más destruye el hilo de la comunicación es que alguien se presente de manera arrogante. Si alguien se dirige a nosotros con aires de superioridad, lo más probable es que se cree una interferencia que impida que escuchemos el mensaje que nos quiere transmitir.

Jesús en el evangelio de este domingo pide a sus dscípulos que cuando transmiten el mensaje del evangelio lo hagan con sencillez y naturalidad. Que no lo hagan desde la arrogancia y la superioridad. Y no se trata de una estrategia publicitaria. Se trata de hacer presente con nuestra actitud el contenido del evangelio.

El evangelio es comunicar que Dios acoge a todo ser humano. Esa acogida de Dios la proclamamos y transmitimos con nuestra propia acogida y hospitalidad.

Hoy en Europa la iglesia está ante el reto de transmitir a las generaciones más jovenes el mensaje de Jesús. Para ello es importante que sepamos hablar de Dios con natualidad y sencillez, expresando que Dios forma parte de nuestra cotidianiedad. Y teniendo siempre en cuenta que la autoridad se recibe de respaldar con la propia vida el mensaje del evangelio

13 Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. Lc 9, 51-62


Lo primero en primer lugar

Una de las palabras más recurridas en el lenguaje de la economía y la política es la palabra “prioridad”. Sirve para designar aquello que hay que atender en primer lugar. Lo que tiene preferencia.

No es fácil en la vida humana distinguir lo prioritario de lo secundario, lo que tiene preferencia de lo que va en segundo lugar. Es más, con cierta frecuencia alteramos el orden de las cosas y damos importancia primera a cosas que son  secundarias.

Jesús en el evangelio establece prioridades que tienen validez para todos los creyentes. La  prioridad es Dios y su Reino. Todo lo demás, familia, estabilidad económica, reconocimiento social…siendo cosas importantes, son secundarias o van en segundo lugar. Con esto no es que Jesús ponga unas condiciones excesivas a quien quiera formar parte de su grupo. Tampoco que fije un precio para conseguir la vida que promete. No es eso. Se trata de poner en primer lugar lo que fundamenta la vida y que es el suelo sobre el que se asientan los demás bienes.

Quizás podamos entender mejor esto si recurrimos a una imagen, la del compás. Cuando el compás está bien asentado su trazado es firme y fiable. En cambio, cuando por alguna razón, está desequilibrada la pierna de apoyo, el trazado es desigual y nos conduce a error.

En la vida humana todo también depende del lado sobre el que apoyemos los movimientos de nuestra vida. Si lo hacemos sobre un suelo firme. Si nos encontramos bien asentados, nuestros movimientos serán decididos y firmes.

Cuando Jesús recuerda la prioridad del Reino de Dios es para dar estabilidad y firmeza a nuestra vida. Es para poner un suelo sobre el que se asientan todas las demás realizaciones.

Que Dios nos ayude a mantener el sentido de las cosas y a poner en primer lugar lo que es primero, y a postergar a un lugar secundario las cosas que van después.

LA ÚLTIMA CIMA

 
Reconocimiento a la calidad

Eso me parece que es la película, "La última cima". Acabo de verla. Sí, esa que es un documental sobre la vida del Padre Pablo Domínguez, decano de la Facultad de Teología de San Dámaso, fallecido a sus 42 años hace año y medio cuando descendía con una amiga del Moncayo. La película transmite autenticidad y no cae en el sentimentalismo ni en el ensalzamiento gratuito. La hora y media de proyección está construida sobre testimonios de su familia, otros sacerdotes, sus alumnos, sus amigos, y gente de la calle que da su opiníón sobre los sacerdotes. A pesar de estar construida solamente por estas opiniones no se hace pesada, tiene ritmo y mantiene la tensión. Y pinta un retrato realista y veraz de este sacerdote. Destaca lo que es importante en la vida de todo sacerdote: la disponibilidad para los demás, la humildad y sencillez, el trato de todos como hijas e hijos de Dios, el convencimiento personal y la coherencia de vida...Y al final, sales de la sesión confirmado en tus convicciones y tareas. Impulsado a vivir de cara al bien y en el camino de la fe.

La película está siendo vista por muchas personas. Es un síntoma que nuestro mundo, secularizado y crítico con la Iglesia, no lo es tanto como pretenden algunos medios de comunicación. Y sobre todo es una prueba que las personas, la mayoría, saben reconocer la calidad humana allí donde se encuentre. Una calidad que no la ponemos nosotros solitos en nuestra vida. Es inspirada por el buen Dios.


Homilía 12 Domingo Tiempo ordinario. Lc 9, 18-24

La pregunta del aprieto

Hay preguntas que uno agradece que se las formulen porque, en una conversación, ayudan a hablar sobre algo que de otra forma se pasaría de largo. Hay preguntas que uno se alegra de escuchar porque son ocasión para mostrar lo mucho que uno domina un tema. Pero hay otras preguntas que nos ponen en un aprieto. Son aquellas que reclaman nuestro compromiso; que inquieren por nuestra postura personal; que descubren nuestra actitud.

Cuando converso sobre temas religiosos sé que llegará el momento en el que alguien te dice: “Todo esto de lo que hablas está muy bien, pero ¿tú cómo lo vives? ¿qué piensas tú de ello?”. Es lo que llamo la pregunta del aprieto. Aquí no suelen valer respuestas evasivas. Uno tiene que definirse, tomar postura.
De este tipo de preguntas es la que Jesús dirige a sus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo’”. No es una pregunta que pueda ser respondida solamente con una teoría. Jesús no quiere escuchar solamente la respuesta del catecismo. Busca desentrañar la actitud hacia su persona. La pregunta de Jesús podría ser traducida de esta manera: “Y yo ¿qué papel tengo realmente en tu vida? ¿Qué significado tiene mi persona en tus actitudes, en tu modo de comportarte?”

No es una pregunta que pueda ser respondida de una vez para siempre. Se responde a lo largo de la vida y en la medida que dejamos que el evangelio impregne nuestra persona. Y decir evangelio es decir entrega a Dios y servicio al prójimo. Es en el camino del seguimiento de Jesús, en su relación con Él; en las actitudes y comportamientos donde vamos diciendo quién es Jesús para nosotros.

Homilía 11 domingo tiempo ordinario Ciclo C


La fe que abre la puerta al perdón

"A ti te conozco”. Es una de esas frases cuyo significado cambia con el tono de voz. Puede ser expresión de alegría en el encuentro con una persona que no veíamos desde hace tiempo. Pero puede ser también expresión de censura y reproche en forma de desconfianza.

Para conocer de verdad a otra persona es necesario acercarse a ella con los ojos de la simpatía y el cariño. Con cierta frecuencia miramos a los otros con los ojos de los prejuicios y por eso no penetramos realmente en su realidad personal. Y lo que es peor, hasta podemos pensar que nuestra mirada es la única correcta y reprochamos cortedad de miras o ingenuidad a quien se acerca a otra persona con la mirada de la simpatía y el afecto.

Esto es lo que ocurre en el pasaje del evangelio de este domingo. Jesús está invitado a la mesa de un fariseo, Simón. Una mujer pecadora se acerca y lava sus pies. El fariseo, que creía conocer a esa mujer, concluye que Jesús no puede ser un profeta si no es capaz de distinguir la clase de mujer que se le ha acercado. Pero los ojos de Jesús ven tanto que también adivina los pensamientos de Simón. Las palabras de Jesús desvelan la dureza del corazón del fariseo y que hace de él un auténtico ciego. Solamente es capaz de ver lo exterior y su mirada condena a la mujer a vivir encadenada a su pasado. Jesús ve las cosas de otra manera. Ve lo exterior y sabe lo que ha hecho esa mujer. Pero puesto que su mirada también penetra lo interior, sabe a pesar de todo ha conservado un buen corazón; un corazón en el que hay lugar para la simpatía, la admiración y el cariño. Y lo expresa en el gesto de lavar los pies a Jesús.

El gesto de acercarse a Jesús en público, el valor de interrumpir la comida de personas distinguidas es expresión de algo importante. Su confianza en Jesús es más fuerte que el peso de su pasado. Y no le importa exponerse a miradas y comentarios de reproche, porque su admiración hacia Jesús es más fuerte que el miedo a los juicios de los demás. Por todo eso, la mujer que se acerca a Jesús es modelo de fe. De una fe que pone en movimiento. De una fe que abre a una nueva vida.

Quien sin ocultar su realidad, tiene la valentía para acercarse a Jesús, ya se ha liberado en parte del peso del pasado. Y se abre para recibir la gran alegría del perdón con el que comienza una vida nueva.