Homilía 1 domingo de Cuaresma
Las tentaciones de Jesús
Todos hemos andado en alguna ocasión por el desierto. Son esos momentos de la vida en los que parece que no entendemos nada, en los que nos cuesta seguir adelante con nuestros proyectos e ilusiones, en los que experimentamos el desafecto, la soledad, la injusticia, son las ocasiones en las que fracasamos y la vida nos resulta difícil.En todos esos momentos parece que Dios se ha alejado de nuestra vidan y no percibimos su peresencia en nosotros.
Ha ninguno nos han faltado situaciones de este tipo en nuestra vida. Son siempre motivo de sufrimiento, pero también suelen ser momentos de mucho peligro. En los momentos de desánimo y desaliento pueden asaltarnos ideas extrañas y pueden despertarse también fuerzas que dañan la vida personal. Comportamientos compulsivos, perezas y abulias, e incluso adciones, suelen tener su raíz en estas ocasiones.Por eso son los momentos de la tentación. Los momentos en los que uno tiene que decidir. De ellos depende la forma que vamos dando a nuestra vida. En el fondo lo que un ser humano llega a ser en su vida y llega a hacer con su persona se decide en los momentos de la tentación.
En los momentos de la decisión uno se da cuenta que un sí grande, a un proyecto grande puede exigir muchos noes pequeños.
Jesús conoció estas situaciones. Experimentó la tentación como se nos dice en el evangelio de este domingo. Y en esas situación de la tentación permaneció fiel e integro. Por eso puede enseñarnos la manera en la que debemos comportarnos en los momentos de desánimo y dificultad.
Lo primero que llama la atención es que Jesús conserva la calma. Es decir no permite que la situación le domine. Al contrario el permanece señor de sus sentimientos y de su persona dominando la situación. Este control de sí mismo procede sin duda de permanecer anclado en Dios.
También llama la atención su integridad de conducta. Jesús se pregunta en cada decisión, ¿qué es lo que Dios dice en relación con esto? Para Jesús Dios es lo realmente importante en la vida. Y ese Dios le ayuda a encontrar una respuesta humanizadora frente a la tentación que experimenta.
Por último su comportamiento es consecuente con la voluntad de Dios. Jesús no es de los que juegen a dos bandas, de los que hagan componendas y compromisos fáciles. Jesús no actúa de una manera en un lugar y de otra en otro. No cambia de opinión según las circunstancias. Jeús ha dicho sí a Dios y actúa en conformidad con la voluntad de Dios en todos los aspectos
.Quién en su vida mantiene la calma, la integridad y es consecuente en su actuar supera y domina la tentación.