Homilía 22 domingo Tiempo Ordinario. Ciclo A. 28 agosto de 2011

Homilía 22 domingo Tiempo Ordinario (A)


Con las cartas boca arriba


Con cierta frecuencia los folletos publicitarios nos ofrecen productos que llaman  nuestra atención. Pero cuando adquirimos esos productos constatamos con desilusión y enfado que no se corresponden del todo con lo que veíamos en las fotografías. Por ejemplo, se nos pueden mostrar imágenes de un apartamento en primera línea de playa y rodeado de un enorme jardín verde. Pero cuando lo vemos en la realidad, resulta que está situado a cierta distancia del mar y el jardín verde pertenece al edificio de al lado. También puede ocurrir que en un puesto de frutas nos pongan delante las mejores piezas para llamar la atención y cuando realizamos el pedido vemos que las que nos entregan ni son tan grandes ni tan hermosas como las que aparecían en el escaparate.

Ciertamente en las relaciones comerciales no se juega siempre con las cartas boca arriba. Se maquilla la realidad para que parezca mejor de lo que es.

No es este el caso de Jesús. Cuando llama a sus discípulos no les promete un mundo color de rosa. Al contrario les dice que su camino conduce a la cruz. Esto es lo que nos dice en el evangelio de este domingo.

Y no es que Jesús quiera sufrir o desee purificar a sus discípulos con el sufrimiento. No. El sufrimiento, si es posible, debe ser siempre evitado y rechazado. Lo que ocurre es que todo lo grande en la vida viene con dificultades añadidas que debemos saber asumir e integrar. Lo que ocurre también es que hay apuestas y opciones en la vida que conllevan determinados niveles de sufrimiento y dolor.

Una de esas opciones es la causa de Dios. Asumir la causa de Dios supone también asumir los niveles de conflicto y rechazo que esa causa provoca. Es lo que le ocurrió a Jesús. Puso siempre a Dios y a su voluntad en el centro. Y esto le condujo a enfrentarse con la mentira, la injusticia, el abuso…La consecuencia fue que despertó el ataque de quienes vivían al abrigo de la mentira y la injusticia. Y Jesús soportó esos ataques sin responder con violencia. Respondió de manera pacífica.

Esta es la cruz que Jesús pide a los cristianos que tomemos. La de saber soportar el sufrimiento que se puede padecer por ponerse de parte del bien, de la verdad y del amor. Es la cruz de vivir con los criterios de Dios, que no son siempre los que dominan en las culturas en las que vivimos. La fe, si nos la tomamos en serio, nos lleva a vivir de otra manera. A vivir pensando en el servicio más que en el prestigio; a vivir compartiendo más que acumulando; a promover todo los profundamente humano en vez de extendernos en superficialidades. Vivir en serio la fe nos llevará en situaciones a enfrentarnos con la mentira y la injusticia. Y puede ser que nuestro ponernos del lado del bien suponga soportar algún tipo de ataque.

Ciertamente la vida cristiana no siempre es fácil. Y Jesús nos lo dice claramente. No nos promete una vida fácil, es verdad, pero merece la pena seguir el camino de Jesús porque es el que fomenta nuestra humanidad.

BALANCE DE LA JMJ

Balance de la Jornada Mundial de la Juventud

Con la calma que proporciona la distancia del impacto inicial se van sucediendo los balances sobre la Jornada Mundial de la Juventud. El éxito de las jornadas trae ahora el reto de mantener abiertas las puertas de la Iglesia a los jóvenes, de seguir esforzándose en acercarse a ellos, de presentar con claridad y comprensibilidad el lenguaje del evangelio.

La Iglesia española abrió sus puertas y se volcó con los jóvenes venidos de otros lugares. En lo que pude apreciar en las Jornadas, la participación de jóvenes españoles fue muy reducida, teniendo en cuenta que era el país anfitrión. Se corresponde con el alto grado de distancia de la juventud española respecto a la fe y a la Iglesia, que percibimos cada uno y resaltan las encuestas.

La primera enseñanza a sacar de la JMJ es que en España es urgente relanzar la pastoral juvenil. Y que si en países más secularizados que el nuestro, como Francia o Alemania, se cuenta con jóvenes que viven su fe, en el nuestro también eso puede ser posible. Para hacerlo ya lo sabemos, no hay más formula que el trabajo paciente y continuado. Es lo que en España tenemos que hacer. Y el camino es fortalecer planes diocesanos de pastoral juvenil que aúnen y canalicen los esfuerzos de todos los grupos diocesanos: laicos, sacerdotes, religiosos, parroquias, movimientos...No creo que el camino sea entregar la pastoral juvenil a un único movimiento, que seguramente tiene mucha vitalidad, pero  quizás le falte suficiente amplitud  de horizonte para integrar a otros.


La noche en Cuatro Vientos. El encuentro con el Papa

JMJ en Madrid

Han finalizado las Jornada Mundial de la Juventud. Supongo que los balances serán variados y diversos. Y no es fácil hacerlo de un fenómeno tan complejo y que ha congregado a tantas personas. Yo voy a contar lo que he visto.

En primer lugar muchos jóvenes, pero que muchos.Era realmente impresionante ver literalmente una marea de personas que en forma de oleadas iban entrando al campo de cuatrocientos. Me llamó la atención ver muchos jóvenes franceses. Parece que la iglesia francesa, a pesar de la secularización cuenta com la confianza de bastantes jóvenes.

En segundo lugar eran jóvenes muy naturales y muy de su tiempo. Para nada tienen que ver com el perfil neoconservador que presentan algunos medios. Por supuesto que bastantes pertenecen a los nuevos movimientos. Pero otros muchos eran cristianos de a pie. Sin ninguna vinculación a un grupo concreto salvo su parroquia.

En tercer lugar la practica totalidad de ellos sabían a que venían. También había algún despistado que se había equivocado de autobús y buscaba diversión y juerga. Pero la mayoría había venido a rezar, y a hacerlo arropados por otros de su generación que habían venido a lo mismo.

Tanto en la vigilia como en la eucaristía
el silencio era impresionante, expresión de un fe vivida. Todos lo sabemos. Durante la vigilia una tormenta de agua y viento se desató sobre el campo. Alguien debió sugerir al Papa la posibilidad de marchar. El micrófono ambiente estaba abierto y pudimos escuchar de Benedicto XVI un: "Espetiamos qui..." Supongo que continuaría un "acampe" (esperamos que acampe). Creo que la mayoría de los asistentes,salvo algunos itianos, no percibieron la frase. Pero el efecto fue igual nadie se movió del sitio. Los jóvenes entendieron que su sitio era el que estaban. A pesar de la tromba de agua y el fuerte viento. Donde estaba yo cuando más agua caía un grupo de italianos y otro de polacos comenzaron a cantar. Alguien me decía que el mismo día en un concierto de Julio Iglesias cuando la lluvia comenzó los espectadores se fueron.

Al inicio de la vigilia algunos jóvenes le plantearon sus dudas y temores: una estudiante,alguien que contraería matrimonio próximamente...también intervino una joven de Berlín. No bautizada,no creyente...se preguntaba cómo Jesucristo podría interesarse de modo personal por mí. Me gustó esta intervención. Fue una manera de decir que la Iglesia también quiere estar cerca de los que no creen y buscan; de los no-bautizados que se preguntan. Lástima que el mal tiempo no dejó al Papa responder a estas preguntas.

En fin, sigo diciendo que lo mejor de las jornadas la fe de estos jóvenes, que. Muestra que la Iglesia tiene futuro.

Mi enhorabuena a todos los que han tenido que ver con algún aspecto de la organización de las jornadas.