Nos conoce por nuestra voz
La voz es
uno de los rasgos característicos de nuestra personalidad. Nuestro tono de voz
con frecuencia suele indicar la región de la que procedemos. Pero el tono de
voz también puede decir algo de nosotros, de nuestro carácter, de nuestros
rasgos personales. Un tono de voz tranquilo suele manifestar una personalidad
serena. Un tono de voz enérgico suele apuntar a una personalidad decidida. En
nuestro tono de voz nos presentamos a los otros. Les damos una primera
información de nuestro modo de ser.
A menudo
sucede que cuando escuchamos nuestra propia voz en una grabación nos resulta
extraña y en un primer momento nos cuesta reconocernos en ella. Y es que
siempre hay una diferencia en cómo nos perciben los demás y cómo nos vemos a
nosotros mismos. Por eso, a veces nos asalta la pregunta ¿Quién soy realmente?
¿El que se ve a sí mismo? ¿Lo que los otros dicen que soy?
En el
evangelio de hoy se dice que Jesús es el buen pastor que nos conoce a cada uno de
nosotros. En otra parte de ese mismo texto se dice que nos conoce y reconoce a
partir de nuestra voz. Nos conoce en lo más propio de nosotros mismos. En Jesús Dios penetra en lo
profundo de lo humano para desde allí encontrarse con nuestra particularidad
personal. Porque Jesús nos conoce en lo más hondo, su voz puede ayudarnos a
encontrar la respuesta a la pregunta sobre quienes somos, sobre quién es el ser
humano.
La historia
de Jesús es la historia de un encuentro. El encuentro entre Dios y lo humano. Y
no es un encuentro momentáneo o pasajero. Es un encuentro permanente en el que
Dios sella su voluntad de estar junto al hombre. De vivir junto a nosotros
pase lo pase y llegando hasta dar la vida por nuestra salvación. Una salvación
que es vida y crecimiento de lo más humano de nosotros mismos. Una salvación en
la que la entrega de Jesús es la ganancia de lo humano.
Jesús nos
conoce por nuestra voz y nos dirige su voz para que afinemos nuestro timbre. Para
que en nuestra vida resuene siempre lo más humano, que en Jesús es el cauce en
el cual Dios se comunica y transmite.