Homilía del 8 de noviembre de 2009. XXII domingo del Tiempor Ordinario


Lo mucho de lo poco
 
En la cultura del espectáculo en la que vivimos nos dejamos impresionar por lo grandioso. Y vamos perdiendo sensibilidad visual y perceptiva para lo pequeño, lo aparentemente sin importancia, lo cotidiano y ordinario. Jesús contemplaba todo con una mirada divina. Es una mirada que tiene en cuenta lo cotidiano, lo aparentemente sin importancia.

A Jesús le llama la atención la ofrenda pequeña de una viuda en el arca del templo, en donde parte del dinero recaudado se destinaba a los pobres. Y destaca que mientras otros ofrecen lo que les sobra, esta mujer ofrece todo lo que tiene. A partir del gesto de esta mujer Jesús nos advierte que, en ocasiones, poco puede ser mucho. Y con la misma lógica también se podría decir que, en ocasiones, mucho puede ser poco.

Pero podemos preguntar, ¿en dónde se encuentra la grandeza de la acción de la mujer? ¿Es el hecho que para ella dos monedas representan mucho más que la ofrenda abundante de los ricos que dan lo que les sobra? Sin duda. Pero con ello no está dicho todo lo que se contiene en las palabras de Jesús. Entenderemos esas palabras en su profundidad si dirigimos la atención a los motivos que se encuentran en el origen del gesto de la viuda.

La mujer ofrece todo lo que tiene en el arca del templo, que es la casa de Dios. De este modo está indicando que Dios es algo muy importante en su vida. Porque Dios se encuentra en el centro  de su pèrsona, la mujer se entrega a dos cosas que tienen que ver con ese Dios: el templo y los pobres. En ambos ámbitos uno se relaciona con Dios. En el templo se experimenta la cercanía de Dios que abre al amor. En los pobres uno comunica el amor recibido de Dios.

Jesús ensalza de esta mujer no sólo su generosidad monetaria sino sobre todo su entrega y fidelidad a Dios. El culto a Dios, es decir, cuidar la relación con Él parece un gesto pequeño y sin importancia. Pero ese pequeño gesto contiene mucho. La relación con Dios hace mejor la vida de uno y empuja al cuidado de los necesitados

En Europa hoy día parece que cuidar la relación con Dios es algo que no tiene importancia. No se encuentra en el centro de las preocupaciones y para muchos es algo prescindible. Pero los gestos religiosos que parecen pequeños (como son el rezo, la ofrenda, la escucha de de Dios) contienen mucho. Contienen la posibilidad de ser mejores y mejorar nuestro mundo. Puede parecer que los que hoy acudimos a los templos en Europa somos pocos y mayores. Pero al tomar en consideración a Dios, al entregarnos a lo religioso, estamos contribuyendo, y mucho, a que nuestro mundo sea mejor.

No sabemos si en esta ocasión los discípulos entendieron en toda su profundidad las palabras de Jesús. El texto del evangelio no nos dice nada acerca de ello. Pero lo importante es que nosotros los entendamos.