Homilía 31 domingo Tiempo ordinario. Ciclo C. 3 de octubre de 2013. LC 19, 1-10

TENEMOS VISITA



Hay personas que por ver al cantante preferido o por asistir a un partido de fútbol hacen el esfuerzo de pasar toda la noche delante del estadio parar lograr una entrada o un lugar en las primeras filas.

Imaginaros que a una de esas personas se le acerca el cantante favorito o el jugador preferido y le dice que haces ahí, toma con este pase especial te sentarás en un lugar preferente. Podemos imaginarnos la emoción y la alegría. Podemos imaginar la admiración que causará en sus conocidos su buena suerte.

Algo parecido le sucede al personaje del evangelio de hoy. Se nos habla de un tal Zaqueo, un recaudador de impuesto, que quiere ver a Jesús y Jesús le dice que irá a su casa. Lo que a Zaqueo le ocurrió nos pasa a cada uno de nosotros cuando nos acercamos a Jesús. Vamos a realizar una visita y somos visitados.

Muchas personas no entienden que alguien pueda pasar la noche al aire libre por ver un espectáculo. Quizás no entiendan las motivaciones: el deseo de nuevas emociones, la cercanía con una persona que sabe expresar su mundo y su sentimiento... Lo mismo le ocurre a Zaqueo. Parece que no es normal que un hombre de su posición, un rico recaudador de impuestos se subiera a un árbol como un chiquillo. Podemos imaginarnos que quizás Zaqueo estaba inquieto por dentro, que no estaba satisfecho con su vida, que quería ampliar sus perspectivas y su horizonte vital. Por eso se subió a un árbol. Porque pensaba que había cosas más importantes que acumular dinero.

La fe comienza en el momento en el que Zaqueo se sube al árbol. Nuestra fe comienza cuando nos movemos en la vida. La fe no consiste en que tengamos que ser automáticamente mejores personas. La fe comienza cuando estamos inquietos y satisfechos con nuestra vida y buscamos una nueva perspectiva.

Zaqueo nos enseña a buscar una perspectiva amplía. A no conformarnos con una vida convencional, a intentar mirar hacia lo alto y hacia lo grande. El tiempo de la universidad no debería ser sólo un tiempo para adquirir una cualificación que os permita hacer carrera y situaros. El tiempo de la universidad es un tiempo para adquirir perspectiva para vuestra vida. Aprovechad este tiempo para adquirir criterio propio, para saber distinguir el bien del mal, para saber que la honradez en la vida nos llena de más satisfacción que el engaño aunque con el engaño logremos ventajas parciales y momentáneas.


Porque Zaqueo estaba inquieto, Jesús fue a visitarle. El resultado de esa visita fue un cambio de vida. La perspectiva adquirida al subir al árbol le hace ver que hay cosas más importantes que ganar dinero. Que la vida es mucho más amplia y rica y ahí comienza la salvación.