La tentación de saltar el límite
Cada vez que remaos el
Padrenuestro pedimos: "No nos dejes caer en la tentación". La
tentación es una realidad presente en la vida humana, porque el mal, aunque no
queramos verlo existe. Y nos rodea y nos amenaza.
El ser humano
experimenta la seducción del mal. Y lo experimenta de muy diversas maneras.
Desde la desidia y la pereza que nos lleva a hacer las cosas sin interés, o a
no hacer lo que debiéramos, hasta las formas más extremas de agresividad y
violencia. En principio el mal nos repele y huimos de él. Pero nos amenaza y a
veces sucumbimos a su poder porque se disfraza y se nos presenta en una forma
oculta.. Se presenta bajo la apariencia de bien, o bajo alguna de las
apetencias más humanas como la diversión, el placer, el engrandecimiento
propio.
Es lo que sucede en el
relato de las tentación de Jesús que escuchamos en este domingo. En las
tentaciones de Jesús el mal se presenta bajo la forma de una aspiración
correcta (ante el hambre no estaría mal que pudiéramos hacer de las piedras
pan), o prometiendo satisfacer el ansía de grandiosidad del alma humana (si me
adoras te daré todo este reino).
Las tentaciones que
experimentamos, y experimentó Jesús, suelen jugar con los límites de nuestra
vida y nuestra existencia. El mal suele llamarnos a derribar y saltar las
fronteras de nuestra existencia, que casi siempre son una ocasión para
profundizar en nosotros mismos y experimentar realmente lo que somos. Y nos
equivocamos cuando en vez de tomarlas como caminos que nos llevan a lo profundo
de nosotros mismos, las tomamos como pistas de aterrizaje para despegar hacia
otros mundos, siempre cargados de irrealidad. Por ejemplo, el respeto debido a
otras personas, es un límite que a la vez es un camino que nos lleva a entender
lo profundo de lo humano, nos lleva a descubrir la serenidad que da la humildad
y la sencillez en el trato con los otros. Peor si saltamos ese límite y
pretendemos dominar y controlar a los otros, acabamos por deshumanizarnos, por
volvernos caprichosos y arbitrarios en nuestro comportamiento.
La palabra griega para
designar la tentación (peirasmos) tiene también el sentido de
"prueba". En el ámbito escolar las pruebas sirven para mostrar en que
lugar del aprendizaje se encuentra uno. Las pruebas se resuelven con esfuerzo,
pero merece la pena porque a través de ella uno avanza y progresa.
También la tentación de
Jesús fue una prueba que sirvió para manifestar que estaba asentado en Dios y
fortalecer su relación con ese Dios, Las tres tentaciones de Jesús tienen un
mismo tono, una mima finalidad. Apartarle del camino que conduce a Dios;
arrancarle de su asentamiento en Dios.
Ante las tentaciones
Jesús responde con paz, con firmeza y confianza en Dios. Esto es lo que pedimos
para nuestra vida en este tiempo de cuaresma.