Fiesta de la Inmaculada Concepción. 8 de diciembre de 2012


María, un nuevo comienzo



El escritor Hermann Hesse decía en uno de sus poemas: „En el fondo de cada comienzo hay un hechizo que nos protege y nos ayuda a vivir“. Con esta frase el poeta describe la sucesión de etapas en la vida de una persona. Cada nueva etapa de la vida tiene sus retos y sus tareas. Es posible resolverlas porque el mismo inicio de cada etapa contiene la fuerza que nos ayuda a afrontarlas. No pasamos por las fases de nuestra vida a ciegas y sin orientación sino que la propia vida nos va apuntando la dirección que tenemos que seguir.
El hechizo del comienzo no es sólo una realidad en la vida de los individuos. También está presente en nuestra historia colectiva. El inicio de un nuevo momento histórico contiene un hechizo que ayuda a caminar. Cada nuevo comienzo contiene ilusión, sentimiento de unidad y coraje colectivo.
La frase, „en el fondo de cada comienzo hay un hechizo que protege y nos ayuda a vivir“ vale sobre todo para el nacimiento de cada ser humano. Cada niño que nace trae consigo la fuerza del misterio, pues cada persona es única, inintercambiable. Cada uno de nosotros somos original y no una copia. Y esto desde los primeros momentos de la concepción. El desarrollo de cada persona depende de los primeros momentos de vida. Ya en el vientre de la madre los niños desarrollan un corazón que no es sólo un órgano para mover la sangre del cuerpo, sino que tiene capacidad de sentir, de reaccionar emocionalmente. Tienen capacidad para asombrarse, para reconocer lo que le rodea.
Porque los niños vienen con el hechizo del misterio podemos preguntarnos si en nuestra sociedad les otorgamos la suficiente atención y el lugar que les corresponde.
Hoy celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción. Si al comienzo de cada vida se encuentra el misterio. Si cada persona es única, esto vale sobre todo para la figura de Jesús de Nazaret. Como hijo de Dios su nacimiento es resultado de una decisión de Dios de compartir nuestra vida, nuestra historia y nuestra carne. En Jesús Dios viene a vivir en medio de nosotros. Y esa decisión contiene la elección de María. Ella fue elegida para traer al mundo a Jesucristo. Y la respuesta de María al plan y la elección de Dios fue un sí. María consintió y corroboró el plan de Dios.
El consentimiento de María al plan de Dios no fue solamente un sí formal. Significó comprometer su vida junto a Jesús. Primero llevándolo en su interior, después siguiéndolo en su misión, para terminar permaneciendo fiel al pie de la cruz.
La manera que tuvo María de vivir es una orientación de vida para todo cristiano. Podemos vivir como ella vivió. Abiertos a la voluntad y los planes de salvación de Dios. Recorriendo con Jesucristo el camino del evangelio. Precisamente el adviento nos ofrece la oportunidad de comenzar de nuevo nuestra relación con Jesucristo.
El tiempo de Adviento es un tiempo de preparación a la venida de Cristo. Un tiempo para preparar en nuestra vida una morada digna a Jesucristo. Por eso María es la figura del Adviento. Y su disposición a ser la madre del Salvador nos indica la dirección a tomar para que acojamos a Jesucristo en cada uno de nosotros.
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