EGIPTO, VOCES DE CAMIBIO

ENSEÑANZAS DEL PRESENTE

Primero Tunez, ahora Egipto, después ya veremos...El norte de África ha estallado en una demanda de democracia y de mejoras sociales. Occidente había apoyado y sostenido a gobiernos dictatoriales y laicos, que parecían actuar de cortafuegos de otros gobiernos islámicos. Esos gobiernos cumplieron su papel, pero llenos de corrupción y ansías de poder no han procurado mejorar las condiciones de vida de sus sociedades. Éstas, cansadas, han estallado en una gran revuelta, cuyas consecuencias veremos hasta donde llegan.

De todo esto Occidente debería sacar algunas consecuencias para su política internacional, y también nacional. La política más eficaz, la que logra más estabilidad y paz, es la que procura mejorar el bienestar y la calidad de vida de sus ciudadanos. Ese debería ser el objetivo de toda política. También es lo que Occidente debiera exigir a otros países aliados en la política internacional. Pensar que todo está arreglado con aliados dictatoriales y corruptos, que colaboran con los intereses de Occidente, pero que no tienen ojos para la pobreza y miseria de sus poblaciones, es una política de cortas miras, que a medio plazo cosechará conflictos y radicalismos de todo tipo.

En algunos países, las poblaciones ven en el islamismo, la honestidad y la preocupación por sus intereses, que Occidente y sus aliados no ha mostrado. A la larga el obrar éticamente, la aspiración a la justicia y al desarrollo de los pueblos, no es sólo moralmente lo mejor, es también lo más eficaz y lo más inteligente.

Es una lección que Occidente debería aprender. A partir de ahora exigamos a los aliados, y a todo gobierno, políticas de respeto a los derechos humanos y de desarrollo de sus poblaciones. Es lo más moral y lo más eficaz.

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