De todas las cosas se puede aprender algo
Es una frase que solemos repetir. Sobre todo cuando tenemos
una experiencia negativa. Y es verdad, de todas las situaciones en la vida
podemos obtener una enseñanza. En el evangelio de este domingo parece que Jesús
también comparte esta opinión. Y por eso nos pone como ejemplo la conducta de
un bribón. No porque su modo de proceder sea el correcto, sino porque su
conducta, que es condenable, guarda una actitud que puede ser imitada en algún
sentido.
De este modo Jesús nos dice que el evangelio de este domingo y nuestra relación
con Dios no es sólo cosa de los domingos y de momentos especiales. Cualquier
situación de la vida y cualquier conducta y comportamiento, por insignificantes
que sean, tiene que ver con Dios.
Jesús nos habla de un mal adminsitrador que, ante el anuncio
de ser despedido, convoca a todos los acreedores de su señor y les anula una
parte de sus deudas. De este modo, los deudores estarán ahora en deuda con el
administrador, y éste podrá recurrir a ellos a pedirles ayuda cuando se
encuentre en necesidad.
Jesús pone esta actitud como ejemplo no para fomentar la
estafa. Quiere llamar la atención sobre el modo de salir de las dificultades y
las crisis. ¿Cómo superar una situación de dificultad? ¿Cómo salir de un
problema? De nada nos sirve recurrir a lo que Dosotjewskil llamaba el dulce
veneno de la autocompasión. De nada nos sirve la queja. Tenemos que
desarrollar una actitud creativa y creadora ante nuestros problemas y
dificultades.
A sus seguidores Jesús les propone la habilidad y decisión
de el estafador. Para entrar en el Reino de Dios y para servir a ese Reino hay
que actuar con decisión y habilidad. La fe no es sólo cuestión de palabras
bonitas y buenos deseos. La fe se expresa en hechos, y para obrar son
necesarias decisión y convicción. Eso es lo que le vamos a pedir a Dios en las
celebraciones de este domingo. Mayor decisión y convicción para nuestra fe.
Jesús acaba con la famosa frase "no se puede servir a
Dios y al dinero". El dinero es un instrumento para servirnos de él, pero
no se le puede convertir en un ídolo al que servimos. Lo inteligente es
servirse del dinero para hacer el bien, para desarrollar la humanidad. Lo
estúpido es servir al dinero.