Homilía 14º domingo tiempo ordinario
Un punto de apoyo en la existencia
La antigüedad conocía la figura del Atlas. Era un personaje mitológico que había sido destinado por los dioses a permanecer en los confines del universo. Allí tenía que sostener las columnas que apoyaban el firmamento impidiendo que cayera sobre la tierra.
El Atlas es una figura trágica pues no puede descansar y su tarea es resultado de una condena. ¡Qué duro e insoportable debe ser no tener un respiro en la vida! Cuando estamos cargados de tares y trabajos, qué importante resulta tener un momento de descanso; un instante de respiro; tener un punto de apoyo sobre la que reposar la carga de nuestra existencia, mientras recuperamos nuevas fuerzas.
En el evangelio de este domingo Jesús se ofrece a acoger a los cansados y agobiados. Es decir, a ser un punto de apoyo en medio de nuestras tareas y fatigas. Cuando tenemos que caminar cargados con un peso sabemos lo importante que es encontrar un punto en el que por un momento podamos dejar la carga y recobrar nueves fuerzas. Jesús se presenta como un punto de apoyo en medio de nuestra existencia y nuestras tareas.
Él no está ahí para quitar las cargas de nuestra existencia, porque eso sería infantil, no nos ayudaría a desarrollarnos como personas, y además en el fondo de nosotros mismos no lo queremos. ¿Qué madre desearía que le quitaran la carga de la educación de los hijos? ¿Quién querría que le quitaran la tarea de crecer y desarrollarse como persona? Jesús no elimina nuestras cargas y tareas pero nos proporciona un respiro; un ámbito de paz y fortaleza que nos ayuda a continuar con más fuerza.