Una empresa hotelera ha hecho un estudio sobre los taxis en distintas ciudades del mundo. Los de Madrid aparecen en quinto lugar, destacando la amabilidad de sus conductores. Lo que les cuento me sucedió ayer en un taxi de esa ciudad. Pedí que me llevara a una dirección. El conductor no sabía exactamente la ruta a seguir, así que puso el navegador y siguió sus instrucciones. Al llegar, el taxímetro marcaba la cantidad de 7,68. Cuando le pregunté cuánto le debía, me dijo: "le voy a cobrar 6 euros, el navegador nos ha hecho dar una pequeña vuelta, y de seguir otra ruta hubiéramos llegado antes". La diferencia de dinero no es grande, pero me gusté el detalle. Pensé lo que se suele decir en estas ocasiones: "todavía queda gente honrada". Y aunque sea un topicazo es verdad. Todavía hay gente honrada que trabaja con ilusión, que no pretende engañar para obtener más beneficio, que tiene consideración con los demás. Mientras viajaba en el taxi, en la radio algunas madres y padres contaban sus experiencias con hijos que los maltrataban. Cada vez que alguien contaba su historia, el taxista se conmovía sinceramente. Con toda certeza, pertenece al grupo de la buena gente. Este taxista, para mí anónimo, me alegró el día y con su gesto hacía más bella todavía esa hermosa ciudad que es Madrid.
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