Homilia domingo XXIV Tiempo ordinario Ciclo C. Lc 16, 1-13

 De todas las cosas se puede aprender algo

Es una frase que solemos repetir. Sobre todo cuando tenemos una experiencia negativa. Y es verdad, de todas las situaciones en la vida podemos obtener una enseñanza. En el evangelio de este domingo parece que Jesús también comparte esta opinión. Y por eso nos pone como ejemplo la conducta de un bribón. No porque su modo de proceder sea el correcto, sino porque su conducta, que es condenable, guarda una actitud que puede ser imitada en algún sentido.

De este modo Jesús nos dice que el evangelio y nuestra relación con Dios no es sólo cosa de los domingos y de momentos especiales. Cualquier situación de la vida y cualquier conducta y comportamiento, por insignificantes que sean, tiene que ver con Dios.

Jesús nos habla de un mal adminsitrador que, ante el anuncio de ser despedido, convoca a todos los acreedores de su señor y les anula una parte de sus deudas. De este modo, los deudores estarán ahora en deuda con el administrador, y éste podrá recurrir a ellos a pedirles ayuda cuando se encuentre en necesidad.

Jesús pone esta actitud como ejemplo no para fomentar la estafa. Quiere llamar la atención sobre el modo de salir de las dificultades y las crisis. ¿Cómo superar una situación de dificultad? ¿Cómo salir de un problema? De nada nos sirve recurrir a lo que Dosotjewskil lamaba el dulce veneneo de la autocompasión. De nada nos sirve la queja. Tenemos que desarrollar una actitud creativa y creadora ante nuestros problemas y dificultades.

A sus segudiores Jesús les propone la habilidad y decisión de el estafador. Para entrar en el Reino de Dios y para servir a ese Reino hay que actuar con decisión y habilidad. La fe no es sólo cuestión de palabras bonitas y buenos deseos. La fe se expresa en hechos, y para obrar son necesarias decisión y convicción. Eso es lo que le vamos a pedir a Dios en las celebraciones de este domingo. Mayor decisión y convicción para nuestra fe.

Jesús acaba con la famosa frase "no se puede servir a Dios y al dinero". El dinero es un instrumento para servirnos de él, pero no se le puede convertir en un ídolo al que servimos. Lo inteligente es servirse del dinero para hacer el bien, para desarrollar la humanidad. Lo estúpido es servir al dinero.

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