XXVII Domingo Tiempo Ordinario. Ciclo C. 3 de octubre de 2010


Crecer obrando

 


Evangelio según San Lucas 17,5-10.
Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe".
El respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les obedecería.
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: 'Ven pronto y siéntate a la mesa'?
¿No le dirá más bien: 'Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después'?
¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'". 

Cuentan que un humilde zapatero para hacer sus oraciones se servía de un libro de plegarias porque no se sentía capaz de dirigirse al Creador con sus pobres palabras. Un día, se sintió muy mal porque, estando de viaje, olvidó su libro. Nuestro buen zapatero le dijo entonces a Dios: "Perdóname, Dios mío, porque necesito orar y no sé cómo. Ahora bien, ya que Tú eres un Padre de amor voy a recitar varias veces el alfabeto desde la A hasta la Z, y Tú que eres sabio y bueno podrás juntar las letras y sabrás qué es lo que yo te quiero decir". Ese día Dios reunió a sus ángeles en el cielo y les dijo conmovido que esa era la más sincera y la más bella de las oraciones que le habían hecho en mucho tiempo. Y decía que actuar sin orar es desgastarse y orar sin actuar es engañarse.
Me parece que en el evangelio de este domingo los discípulos oraban evitando actuar y Jesús les recuerda que hay que orar y actuar. A veces se ha insistido tanto en que la fe es un don, que pensamos que Dios lo da arbitrariamente y sin nuestra intervención. Ciertamente la fe es un regalo. Pero Dios lo da a todas las personas y ese regalo crece en quienes lo ejercitan.
Cuando los discípulos le dicen a Jesús que aumente su fe, Jesús les viene a decir que pidan menos y actúen más, pues la fe se desarrolla en la acción. Ciertamente, las palabras de Jesús no son una invitación al activismo ni un consejo para descuidar la interiorización y la oración. La fe se desarrolla y crece en el compromiso. No hay mayor contraindicación para la fe que la comodidad.


Jesús dice a sus dsciípulos que si quieren que la fe aumente tienen que intensificar su servicio al Reino, a Jesús. En el Antiguo Testamento se dice en una ocasión que primero obedeceremos y luego entenderemos. En la relación con Dios, en la vida espiritual, con frecuencia las cosas suceden al revés de lo que ocurre en la vida ordinaria. Vamos entendiendo en la medida en que nos ponemos en camino. Vamos profundizando en Dios en la medida en que él es el centro configurador de la vida.


Definitivamente todos necesitamos que nuestra se fe se desarrolle. Pero no es cuestión de cruzarse de brazos. Hay que ponerse en camino y dejar que Jesús nos guie.