Homilia 17 domingo Tiempo Ordincario. Ciclo B


La grandeza de lo pequeño



Cuentan que un hombre sólo con su trabajo constante durante muchos años logró reforestar una zona desértica. Cada día salía con su azada y sus semillas a plantar árboles en un terreno casi desértico. Los que le veían se sonreían por la tarea tan difícil. “No lo vas a conseguir” –le decían. Peor él no se desanimaba. Al cabo de muchos años pudo contemplar cómo había transformado aquella región en un bosque.

Y es que “mucha gente pequeña, dando pequeños pasos, en pequeños lugares, pueden cambiar el mundo.”

Hay personas que tienen la virtud de hacer mucho con poco. De levantar grandes obras a partir de pocos elementos. Lo mismo ocurre con Dios. El evangelio de este domingo es el relato de la multiplicación de los panes y los peces. Uno de los sentidos del relato de la multiplicación de los panes y los peces es que Dios hace mucho de lo poco. Y Dios hace mucho con nuestro “poco”. 

Todos decimos en más de una ocasión que son pocos los dones que Dios nos ha dado. Pocos en comparación con la enorme tarea de poner un poco de justicia en esta tierra, un poco de alegría en medio de la tristeza, un poco de sensatez en medio de tanta irracionalidad. Decimos que no es mucho el tiempo del que disponemos para jugar con los niños o conversar con otros. Que es poca la confianza que depositamos en Dios…

A Dios no le importa la cantidad de nuestro “poco”. Lo que nos pide es que no nos quedemos con ello; que lo compartamos. Lo entreguemos a los demás. Lo pongamos al servicio del evangelio. Si damos nuestro “poco” a la causa de Jesús, Él lo tomará para hacerlo la base del derroche de su gracia y de su bendición sobre otras personas y nuestro mundo.

En el evangelio de este domingo somos invitados a compartir lo “poco” de nuestra vida; a no guardárnoslo para nosotros.