Homilía 3 domingo Tiempo Ordinario. Ciclo C. 22 de enero de 2012

Descubrir la llamada

En Brasil se cuenta que un pescador preguntó una vez en un círculo de comentario de la Biblia: “¿Por qué Jesús llamó a pescadores como Pedro para hacerlos discípulos suyos?” Y otro pescador le respondió: “Quien se mueve sobre tierra firme levanta caminos y carreteras de hormigón y asfalto. Y siempre recorre el mismo camino. Los pescadores buscamos los peces allí donde se encuentran. Por eso tenemos que recorrer cada día un camino nuevo para descubrir los peces. Puede ser que el camino que ayer recorrimos. No nos sirva hoy”.

En el evangelio de este domingo Jesús llama a sus discípulos. Sale al encuentro de algunos pescadores para hacerlos pescadores de hombres. Los llama a que sigan su camino, que es un camino por descubrir cada día.

Según los evangelios todo empezó con una llamada. La relación de los discípulos con Jesucristo comenzó cuando éste les llamó para que fueran tras él. Y ellos dejándolo todo le siguieron.

También en nuestra vida todo empezó con una llamada. Al comienzo de todo y de todos no se encuentra algo o la casualidad. Se encuentra Dios que nos ha llamado a la existencia. Y nos ha llamado por nuestro nombre. No somos producto de un azar ciego y caprichoso. Y además cada ser  humano es una realidad original. No es una copia o un producto en serie. Con cada uno de nosotros Dios tiene una relación particular.

Una tarea importante de nuestra vida consiste en descubrir nuestra llamada. La que Dios particularmente nos ha dirigido a cada uno de nosotros. Nuestra vida ha sido llamada a ser más de lo que es. Nuestra existencia tiene como tarea ir más lejos de allí donde hayamos llegado.

Con frecuencia en el cine, en la literatura, en la publicidad se presenta la propia vida como la aventura de un viaje de descubrimiento. También la Biblia presenta al pueblo de Israel emprendiendo un viaje que les lleva a descubrir una nueva tierra. Pero como suele ocurrir en los viajes, el más interesante es el que se realiza al interior de uno mismo. El que lleva a descubrir las propias capacidades y actitudes. También Jesús llevo a sus discípulos a realizar un viaje de descubrimiento. El que lleva a encontrarse con el Reino de Dios.

Ese mismo Dios que en Jesús llamó a sus discípulos nos llama también a cada uno de nosotros para que siguiéndole descubramos un nuevo paisaje cada día, nos abramos a nuevas posibilidades para nuestra vida, arriesguemos algo más en el amor.

Que en este día cada uno de nosotros nos encontremos con la llamada de Jesús. Nos preguntemos a qué nos llama.