HOMILÍA 14 DOMINGO TIEMPO ORDINARIO CICLO C. 7 de Julio d 2019

RECOMENDACIONES PARA LA MISIÓN


En algunos portales de edificios, cerca de los buzones, podemos encontrar el aviso, “Prohibido dejar publicidad. La comunidad de vecinos”.

Hay quienes encuentran que la publicidad es una carga. Los anuncios de la televisión interrumpen la continuidad de un programa interesante. La publicidad de las compañías de telefonía hace que el teléfono suene en el momento menos oportuno. De alguna manera todos huimos alguna vez del asedio publicitario y los publicistas tienen que encontrar medios cada vez más sofisticados para hacer llegar sus mensajes.

Tampoco es fácil en nuestros días transmitir a otros la buena noticia del evangelio. Cuando tratamos de presentar a otros el evangelio podemos escuchar: “Déjame tranquilo no me vengas con complicaciones”.

La misión es una acción que corresponde a cada bautizado. Todos los bautizados estamos llamados a misionar, a comunicar a otros la Buena Nueva del Evangelio. Jesús envío en su tiempo a sus discípulos a anunciar la Buena Nueva. Y para esta tarea les hizo algunas recomendaciones que están recogidas en el evangelio de este domingo.

Las principales recomendaciones son: no resultar agobiantes, actuar con sencillez y referirlo todo a Cristo. 

Los mensajeros de Jesús no tienen que resultar agobiantes. El evangelio no es una mercancía a vender. Es una propuesta dirigida a la libertad. Por eso se recomienda a los mensajeros que permanezcan allí donde se acoge esa palabra, y continúen su camino allí donde no encuentran receptividad. Dios se encuentra presente en forma de anhelo en todo corazón humano en forma de aspiración a la paz, a la plenitud, a la vida de verdad... La tarea de la misión es despertar esa aspiración y orientarla hacia el evangelio. Y cada persona tiene su momento para hacerla despertar. A veces, aunque el comunicador haga muy bien su tarea la circunstancia de la persona no permite ser receptivo al evangelio. Por eso Jesús dice que si eso ocurre, el mensajero debe seguir su camino y esperar a que en otro momento se pueda despertar la receptividad a la palabra de Dios.

A quien transmite el evangelio le tiene que caracterizar la sencillez. Es lo que posibilita la comunicación. Es lo que más ayuda a despertar atención a la palabra anunciada. Por eso Jesús dice a sus discípulos que vayan por la vida con sencillez, que sean de fácil trato. La sencillez también afecta al contenido del mensaje a transmitir. Se resume en una frase: “Dios está cerca y te da toda la fuerza de su presencia para que tu vida sea lograda”. La fe cristiana no tiene por qué ser un sistema complicado de creencias. La fe se concentra en abandonarse confiadamente en Dios a la hora de conducir la propia vida.
Jesús envía a sus discípulos a los lugares a los que él mismo quería llegar. Por eso Jesús es siempre el centro del mensaje que la Iglesia anuncia. Los mensajeros no nos anunciamos a nosotros mismos. No es nuestra opinión, nuestros pensamientos lo que tenemos que transmitir. Es la Palabra de Jesús. Y la finalidad de la misión cristiana es posibilitar el encuentro.