6º dOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A. (12 de febrero de 2017)

COMPROBANDO LA SOLIDEZ
DE NUESTRA VIDA CRISTIANA


Hoy día en los barrios antiguos de nuestras ciudades se ha establecido la inspección técnica de edificios. Un grupo de especialistas municipales se emplean a fondo en revisar los cimientos y el tejado de un edificio; en comprobar el estado de sus muros de carga y paredes maestras; en revisar el estado de las cañerías e instalaciones de electricidad y gas. La finalidad de esas inspecciones es analizar el estado de una edificación antigua y garantizar que, a pesar del paso del tiempo, sigue siendo sólida y no está amenazada de sufrir algún tipo de de derrumbe. Los técnicos suelen ser exigentes y realizan su trabajo con rigor, sin dejar ningún aspecto sin comprobación.

Podíamos decir que el evangelio de este domingo es como una inspección técnica de nuestra vida de fe. Jesús nos pide que dejemos comprobar la solidez de nuestra vida cristiana. Nuestra fe será auténtica si está sostenida por unas estructuras sólidas. Sólo de ese modo podremos mantenerla integra ante las dificultades de la vida. Jesús aparece en el evangelio de hoy como alguien riguroso y exigente, como los inspectores técnicos de edificios. Y es que había sido acusado de proponer una religión facilona, poco exigente, que se saltaba los preceptos de la ley. Por eso dice que no ha venido a abolir la ley sino a darla cumplimiento.

Las palabras de Jesús que hemos escuchado son claras. Sus discípulos no pueden ser cristianos a medias. No podemos decir: "yo soy cristiano, pero solo un poco". Los discípulos de Jesús deben vivir su fe mejor que los fariseos y escribas la vivían en aquel tiempo.

Como discípulos de Jesús debemos dejar comprobar la calidad de nuestra vida cristiana y debemos preguntarnos. ¿Soy cristiano al modo que Jesús pide en el evangelio de hoy?¿O soy cristiano a medias?

La condición de cristiano nos ha sido presentada  como una vida que no es fácil. Como un camino que va más lejos que lo que dicta la opinión mayoritaria y corriente; más allá de lo establecido en las leyes civiles y los preceptos religiosos. Jesús nos dice que no podemos conformarnos con lo mínimo: con no agredir a los otros, no llevar una vida disoluta, cumplir nuestras obligaciones.. Jesús nos pide más. Nos pide delicadeza en el trato con los otros, adelantarnos a perdonar, llevar una vida coherente viviendo y realizando lo que decimos.

Para entender las palabras de Jesús tenemos que pensar que la vida cristiana más que un edificio que está quieto, es un camino. Un camino que recorremos y por el que vamos progresando cada día. Por eso Jesús nos dice que en nuestra vida no se trata de seguir haciendo lo que hacían los antiguos. O lo que nosotros hacíamos antes. Jesús nos pide hacer las cosas mejor. Y progresar cada día un poco. Ser mejores paso a paso.

Lo que Jesús pide puede parecernos muy difícil de realizar y vivir en el día a día. Pero Jesús nos da una clave para realizarlo. No podemos entender sus palabras como las exigencias de una ley o una norma. Lo que Jesús nos pide es que superemos la ley por el amor. Ir más allá de la ley, de lo establecido, desarrollar la delicadeza en el trato, es posible para quien vive en el amor. Un amor que Jesús nos da y nos transmite. Y que inspira nuestro comportamiento. Lo que tenemos que hacer en cada eucaristía es recibir ese amor y dejar que nos vaya llevando por el camino de la vida.