4º Domingo de Adviento. Ciclo B. 18de diciembre de 2010. Homilía

Dios vive dónde se le deja entrar

Hoy los cuentos, las leyendas y narraciones vuelven a encontrarse en el punto de mira. Se reeditan, se leen y se analizan. Pero no hace muchos años eran poco valorados. Se les consideraban fantasías que confundían y alejaban de la realidad; que traían ideas del pasado superadas en el momento presente. Hoy muchos señalan que los cuentos y las leyendas son una manera de expresar las aspiraciones y anhelos más profundos de la humanidad.

La Navidad y los relatos del nacimiento de Cristo tienen un aire de leyenda. Y es que para expresar lo que Dios hace con nosotros no sirven solamente los conceptos. También son necesarias las narraciones como las del nacimiento de Jesús que escuchamos en el evangelio de hoy. Es una narración que nos dice como respondieron algunas personas a la llegado de Dios.

A María el ángel le anuncia que el Señor está con ella y le cubrirá con su gracia. Igual que en el Antiguo Testamento Dios acompañaba a Israel, Dios acompaña ahora a María. De este modo significa que Dios es el Dios de la presencia que viene a habitar la vida humana.

La gran noticia de la Navidad es que Dios viven a la historia a través de María. Dios se hace hombre en un ser humano y por un ser humano, por una mujer. Una mujer trae a Dios al mundo. Al Dios que manifestaba su voluntad de presencia en María, ésta no puede responder más que con un sí; con la disponibilidad a acoger a este Dios que viene a nuestra vida.

El nacimiento del Hijo de Dios en María es único. Pero a María le ocurre algo que no le sucede solo a ella, sino que tiene que ver con todo ser humano. Dios es también hoy Dios con nosotros. A cada uno de nosotros hoy el ángel de Dios nos dice: “El Señor está contigo”, Dios quiere vivir en ti.

Dios viene a mi vida cuando le hago sitio. Se cuenta que un profesor de religión preguntó a un muchacho en la clase dónde vivía Dios. Como este joven dudaba y no acababa de responder los otros compañeros de clase se reían y burlaban de él. Y le decían: Pero no sabes que Dios está en todas partes. El muchacho les miró y les dijo: Dios vive dónde se le deja entrar.